‘El peregrino’, la soledad y cómo somos los peruanos
Creado el Miércoles, 9 de Abril del 2014 07:03:58 pm
El antiguo poemario, que cuenta el recorrido nómade que hace un hombre que ha sufrido una cruel decepción amorosa, deja ver -a lo largo de la narración- figuras que hablan de la naturaleza y de la desdeñada realidad citadina. Se trata de la reconstrucción de la realidad a través de hermosos mecanismos estilísticos, los mismos que apabullan nuestros sentidos. Si hablamos de la muestra curatorial de Sophia Durand que hoy abordamos, el peregrino-fotógrafo es un visitante, un trashumante que observa y registra las situaciones con las que está conforme o no, las enaltece o las denuncia. Se trata del arte de la contemplación como la necesidad de adaptarse, de buscar soledad, de autoexiliarse. La soledad es el preludio a la creación; y como todo acto creativo, los fotógrafos emprenden ese viaje personal interno o externo en busca de ese algo que los impresione, que les exija detenerlo en el tiempo.
Si bien es cierto la soledad es el resultado de relaciones sociales deficientes, constituye una experiencia subjetiva ya que uno puede estar solo sin sentirse solo o sentirse solo cuando se halla en grupo; además, está demostrado que en muchos casos es el mejor caldo de cultivo para el arte, para la creación. La soledad, salvo excepciones, es una experiencia indeseada similar a la depresión y la ansiedad.
La muestra fotográfica plantea una introducción y tres estaciones, en las cuales se muestra un paralelo entre el campo y la ciudad, la mirada del peregrino ante el rechazo de su amada desde el punto de vista doméstico y cotidiano, ensayos fotográficos como el de Uchuraccay sobre memoria e identidad (y otro sobre migración y terrorismo), imágenes que muestran la complejidad del mundo andino, sus paisajes y personajes, las instituciones gubernamentales vacías y sin sentido que todos deploramos. La soledad está relacionada con la capacidad de las personas para manifestar sus sentimientos y opiniones, qué duda cabe. El acto creativo de la fotografía surge del conflicto ante una inconformidad con el sistema implantado, de las ausencias o de las respuestas que no satisfacen. Así, se camina de la mano con la realidad, como el personaje de Luis de Góngora, con un incierto final que cada uno de nosotros (los que asistimos a la muestra) tendremos que completar y reconstruir a partir de nuestro reconocimiento como seres humanos, ciudadanos e integrantes del país donde vivimos.
Sin duda, una muestra que sacude y conmociona. Así somos los peruanos y nuestra fotografía nos lo enrostra de manera descarnada. Una docena de destacados artistas fueron convocados para esta muestra. Hasta mediados de mayo es posible ir a verla. Si van por Lima no se perdonarán dejar a verla.
Augusto Rubio Acosta
Periodista y escritor
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