LA COLUMNA DEL DÍA | El reto de la micro y pequeña empresa: del comercio a otros sectores productivos
Creado el Jueves, 21 de Mayo del 2020 02:35:50 am
Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el 96,2 % de las empresas en el Perú son microempresas, el 3,2 % pequeñas empresas, el 0,2 % medianas empresas y el 0,4 % grandes empresas. Son microempresas las que alcanzan ventas anuales hasta por un monto máximo de 150 UIT (S/ 645,000), son pequeñas las que tienen ventas superiores a este valor hasta el máximo de 1.700 UIT ( S/ 7,310,000), son medianas empresas las que alcanzan ventas superiores a 1.700 UIT hasta 2.300 UIT y grandes las que pasan de este monto. Esta última estructura empresarial se contempla en la Ley N° 30056 “Ley que modifica diversas leyes para facilitar la inversión, impulsar el desarrollo productivo y el crecimiento empresarial”.
Según el Ministerio de la Producción, el segmento empresarial denominada Mipyme representa el 99,5 % del total de empresas formales en la economía peruana con más 1.9 millones de unidades empresariales, de las cuales el 87,6 % se dedican a la actividad de comercio y servicios, y el resto (12,4 %) a la actividad productiva (manufactura, construcción, agropecuario, minería y pesca).
Las Mipyme generan alrededor del 60 % de la PEA ocupada, destacándose las Mypes que emplean alrededor de 8.4 millones de personas que representan el 46.8 % de la PEA; sin embargo, el 83.3 % son informales, la mayoría de ellos trabajando en el 48.4 % de micro y pequeñas empresas no inscritas en la Sunat, de allí algunos retos y comentarios que veremos a continuación.
Como vimos, las micro y pequeñas empresas son las que generan más empleo en nuestro país. De acuerdo al ENAHO, hoy en día existen 1’900,000 trabajadores en micro y pequeñas empresas formales, mientras que existen alrededor de 1’430,000 en las grandes empresas, de allí su importancia en la determinación de este indicador macroeconómico, contradictoriamente inversamente proporcional al de ventas e ingresos que, de acuerdo a los reportes del INEI, solo representan el 5.6% de las ventas en el país.
Estas cifras son muy similares en todo el país, a excepción de algunas regiones donde prácticamente no existen las grandes empresas. En nuestra provincia, sin lugar a dudas las micro y pequeñas empresas también se constituyen en una gran fuente de empleo porque son, incluyendo las informales, más del 98 % de empresas en nuestra localidad (provincia). En la provincia del Santa las microempresas, es decir aquellas que tienen hasta 10 empleados, representan el 72.2 % de la PEA provincial, mientras que la gran empresa con más de 50 trabajadores solamente representa el 16 % del empleo provincial. Como fuente de empleo, por lo tanto, el segmento mype es de gran importancia para nuestra provincia si es que se le ayuda a crecer y a formalizarse en el desarrollo de la región.
El índice de empleo para empresas con más de 50 trabajadores en Chimbote ha caído del 100 a 88 entre octubre de 2010 y marzo de 2014. Hacia el 2020, en plena paralización económica, estaríamos muy cercanos a una caída de 50 puntos. En las pequeñas empresas se habría perdido empleo –calculo– hasta en 30 puntos, incluyendo las de 10 a más trabajadores, lo que quiere decir que las pequeñas empresas han paliado la gran caída de las primeras, y si seguimos bajando el análisis a las microempresas podemos concluir que son estas las que han atenuado en parte una catastrófica caída del empleo.
Si bien es cierto podemos aplaudir la pequeña iniciativa privada en la creación de microempresas como impulsora de microeconomías y generación de autoempleo para nuestra provincia, hay que indicar que un poco más del 85 % de estas se dedican al comercio y prestación de servicios, es decir se generan como producto de la escasez de empleo, de baja inversión y por lo tanto tienden a cerrar sus puertas con más frecuencia que las medianas y grandes empresas debido principalmente a la falta de recursos y capacidad técnica, lo que se expresa en el nivel de ingresos y ventas y en los permanentes cambios en los giros de las mismas.
La necesidad de hacer de estas micro y pequeñas empresas, unidades económicas que vayan más allá de la generación de empleo y se conviertan en impulsoras de desarrollo sostenido pasa, a mi modo de ver, por tres condiciones adicionales al financiamiento:
- Generar condiciones de infraestructura pública productiva como red de vías modernas, infraestructura industrial, infraestructura agropecuaria, infraestructura ecoturística, red de servicios adecuados y modernos, etc.
- Condiciones de modernización y simplificación administrativa para generar asociaciones empresariales, es decir conjunción de microempresas en medianas y grandes empresas (Luis Vinatea, socio del Estudio Vinatea & Toyama, reveló que micro y pequeñas empresas cuentan con 281 obligaciones laborales que cumplir frente a la administración, un monto que considera “muy alto” y que hace a la normativa laboral peruana “compleja e interventora”).
- Formación a mediano plazo de una casta empresarial local cuyo objetivo no sea el de generar beneficio inmediato y fugaz sino creciente y duradero.
Cuál sería el aporte de estas micro y pequeñas empresas: la alta generación de empleo, su capacidad de ser económicamente más innovadora para responder a las cambiantes exigencias del consumidor y la garantía de una economía local emprendedora cuyos ingresos se quedan en el lugar donde se generan.
Puntualmente, considero que las micro y pequeñas empresas en nuestra provincia deben ir dando un giro de lo estrictamente comercial (cientos de ellas informales) hacia negocios generadores de valor agregado en forma asociada, como medianas industrias (derivados orgánicos, industrialización agroindustrial, de residuos sólidos, talleres formales) medianos y grandes talleres de servicios mecánicos, negocios turísticos, entre otros. ¡El reto es grande!
* Yuri Vivar Miranda es economista, catedrático universitario, especialista en gestión pública.