No quiero más obras, primero quiero paz
Creado el Martes, 24 de Septiembre del 2013 07:56:54 pm
Durante la última década, Chimbote ha recibido, por concepto de canon minero y aportes del gobierno central, alrededor de 800 millones de soles, los cuales aunados a los aportes del Gobierno Regional, han sido invertidos para la ejecución de obras de infraestructura urbana, logrando mejorar la calidad de vida de muchas familias, al margen de la buena o mala calidad de las obras ejecutadas. Adicionalmente, la inversión mencionada generó empleo temporal para desempleados, micro o pequeñas empresas de servicios, negocios personales y profesionales.
Asimismo, el camino transitado para modernizar la infraestructura urbana de la ciudad trajo como consecuencia la mejora económica de empresas constructoras existentes y la proliferación de otras nuevas. La bonanza y el dinamismo económico del sector construcción también ocasionó la masiva ola de asaltos con la creciente participación de los famosos ‘chalecos’, deviniendo en actos delincuenciales y sicariato que se han ido masificando y diversificando a otros sectores económicos.
La ola de asesinatos por encargo y otras acciones delincuenciales han demostrado que existe inseguridad ciudadana, generando hondo pesar en muchas familias y restricciones para crear las condiciones a favor de la inversión.
La disputa por los beneficios económicos como resultado de la ejecución de un proyecto financiado por el sector público, sucede a todo nivel. Así tenemos que las empresas compiten por ser ganadores en los procesos de licitación utilizando actos vedados, tales como el tan comentado ‘diezmo’, aunque cada vez es mayor el porcentaje. La confrontación para conseguir un puesto de trabajo temporal se da entre trabajadores de construcción civil, los vecinos, los trabajadores de la empresa y los militantes del movimiento regional en el poder. La pugna por ser integrante de uno de los miembros de seguridad o hacerse cargo de toda la seguridad para la obra, ha generado conflicto de intereses entre grupos delincuenciales. Este escenario, más la desidia de nuestras autoridades, conforman los factores que generan un clima de inseguridad ciudadana no solo para las inversiones sino también para los ciudadanos de a pie.
Áncash va a seguir recibiendo ingresos por diversos conceptos, nuestras autoridades están en la obligación de cambiar ese escenario y de enrumbar correctamente las inversiones para contribuir con el crecimiento económico de la región. Primero está la vida de los seres humanos.
En memoria de las personas asesinadas, a solicitud de muchos de sus afectados familiares y aunados al temor instaurado en la ciudadanía, la reflexión nos orienta a solicitar a nuestras autoridades que sí queremos más obras, pero primero queremos paz. El camino al desarrollo y la modernidad no debe estar manchado con sangre de nuestros conciudadanos.
Mg. Econ. Luis Luna Villarreal
Decano del Colegio de Economistas Áncash Costa
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