Creado el Lunes, 22 de Julio del 2013 07:28:07 pm

Pero no solamente ellos rendirán cuentas, también tendrán que hacer lo mismo los oportunistas, aquellos que aprovechándose de la crisis de representatividad e inacción que sufre nuestra sociedad civil, encuentran protagonismo y ensayan ridículos cálculos electorales. Aquellos que se atribuyen el exclusivo derecho de dar legitimidad a las marchas que convocan y desconocen mezquinamente a las que convocan los demás. Y dividen, generan innecesarios conflictos en donde solo la férrea unidad puede garantizar positivos resultados.

Si no corregimos ese errado comportamiento, podemos asegurar que tenemos corrupción para rato, porque es el juego que los corruptos esperan de nosotros. Urge, entonces, cambiar de conducta, porque precisamos de objetivos que nos unan, no de ambiciones partidarias que nos separen. Las elecciones aún no nos deben preocupar. Necesitamos verdaderos líderes y no candidatos que las ambiciones políticas conciban. Nos interesa combatir primero a los corruptos y a su nocivo sistema que han instalado, que está frustrando nuestros sueños y manchando de sangre nuestra resistencia a su poder. Empecemos con esa tarea de dejar de lado las banderas políticas y pongámonos la camiseta de Chimbote, la del padre responsable, la del hombre digno, para que las demás regiones no nos llenen de vergüenza al tildarnos de cobardes.

Lima pudo hacerlo… ¿por qué Chimbote no? ¿Qué motivaciones harán posible que estudiantes universitarios, trabajadores e intelectuales de nuestra región encabecen una movilización parecida y se consiga rescatar la justicia que se encuentra en manos de un sistema corrupto? ¿Qué esperan que suceda para salir a las calles aquellos ciudadanos honestos que miran impotentes cómo se pretenden reelegir autoridades corruptas bajo la amenaza y el miedo? ¿Esperaremos acaso la muerte de un hijo para que recién podamos solidarizarnos con los que aún no encuentran justicia por las vidas que fueron segadas por las balas asesinas de la corrupción?

Con la unión de todas sus fuerzas vivas, el poder de un pueblo es contundente. Pongámosla en práctica en nuestra región y así veremos al fiscal Dante Farro dar un paso al costado para que la justicia recupere su libertad en Áncash.

Asimismo, debemos emplazar a que el fiscal de la Nación, José Peláez Bardales, deje de brindar protección a las autoridades denunciadas por presuntos actos corruptos, cambiando o destituyendo a fiscales que no le son de su agrado o que no se quieren someter a sus intentos por instalar la impunidad. La lección que nos han dejado los ciudadanos dignos de Lima debe servirnos de ejemplo. Ya es tiempo de empezar a reaccionar. Rescatemos primero la justicia, para que los corruptos comiencen a temblar.

César Córdova Ponce

Director de la revista La Voz del Pescador

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