La prensa y su labor
Creado el Jueves, 23 de Mayo del 2013 06:09:50 pm
Más allá de esos temas –indudablemente el tema del ex presidente nos demostraría que Quiroz fue muy objetivo en su flamante libro, in memorian, cuando afirma que no ha existido, en nuestro país, un gobierno que haya estado ajeno a la corrupción-, la prensa, en su loable labor, no debe dejar de lado un tema que amerita mucho más preocupación: el posible indulto que beneficie a un genocida.
Aun no se cumple una semana de la muerte de Jorge Rafael Videla, el genocida argentino que fue juzgado y luego condenado en su país por delitos de lesa humanidad. El tipo ese que murió afirmando que no se arrepentía por haber dirigido el extermino de miles de argentinos que no opinaban como él quería, el sátrapa que les arrebató sus bebés a cientos de opositores para regalarlos a sus amigos y conocidos. Ese mismo fascista que fue indultado por otro corrupto: Saúl Menem. Perdón presidencial que a los pocos años fue revocado por un régimen democrático que sí tuvo las agallas suficientes como para recluirlo de por vida en el lugar merecido para todos los genocidas (¿escuchas Alan García?).
Videla fue el oficial que hizo carrera en ascenso durante la gestión de la tercera esposa de Juan Domingo Perón, y fue ella quien lo nombró comandante en jefe del ejército argentino. Corría el año 1975. “Cría cuervos y te sacarán los ojos”, reza un adagio. Videla lo puso en práctica, pues en marzo de 1976, acompañado de los oficiales Emilio Massera y Orlando Agosti, lideró el golpe de Estado que derrocó a la presidenta y dio paso a una cruenta dictadura de siete años. No solo bañó de sangre a un país hermano, también lo sumió en una severa crisis económica, corrupción de por medio.
En nuestro país, Videla ha tenido su dúplica: el japonés Alberto Fujimori F.; genocida como su par argentino, discípulo de Pinochet y Montesinos, el tirano pugna por un “humanitario” indulto, a pesar de que no tuvo humanidad para segar la vida de miles de culpables y sospechosos del delito de terrorismo. También embistió con los hijos futuros de los campesinos, recordemos los más de 200 mil casos de ligaduras inconsultas a madres del Perú profundo.
Ahora, sus canes ladran, se rasgan las vestiduras y, en el mejor estilo de Videla, no se arrepienten del genocidio perpetrado por su nefasto líder; al contrario, se enorgullecen de ello o manifiestan que ellos “mataron menos gente que Alan García”. Pero se aferran al indulto y hacen hasta espectáculos para conseguirlo y sus peones se prestan a ello.
El sábado pasado miles de peruanos veían a Gisela Valcárcel invitar al “lúcido” parlamentario Kenyi Fujimori (sí, el mismo de las obscenas escenas con su perro “Puñete”) para “poner en peligro su vida” arrojándose a una piscina a favor de una niña que realmente necesita la ayuda de los peruanos, pero no de sucios políticos y sus peones que buscan rating. Esta nota es una exhortación a la prensa seria a fin de preservar los valores de una sociedad decadente en valores y ávida de una democracia limpia, seria y capaz de hacernos avanzar al desarrollo.
José Cedeño León
Docente principal de la Universidad Nacional Intercultural de la Amazonía
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