¿Descentralización es sinónimo de corrupción?
Creado el Viernes, 6 de Junio del 2014 06:39:08 pm
Por allí, algún despistado congresista lanza la grita aquella de que la descentralización no debe ir, que Lima debe concentrar todo, que ha sido un fracaso la regionalización, y una cháchara nueva pero oportunista. En este momento nos preguntamos ¿hay menos corruptos en la capital? ¿Lima es garantía de limpieza? Indudablemente que NO; el tema corrupción es un cáncer cuyo foco estuvo en Lima y, actualmente ha hecho metástasis por todo el Perú. ¿Sus causales? Intentemos identificarlas.
Hay un tema de valores, que viene desde el hogar y se agrava en el deficitario sistema educativo que tenemos; entonces la solución es FORMATIVA. Pero existe, también, el tema legal, es decir, no existen leyes racionalmente creadas para combatir frontalmente la corrupción, siempre estamos con el absurdo dicho de “hecha la ley, hecha la trampa”, entendiendo ello como una puerta abierta para amparar al delito; naturalmente se necesita de legisladores con preparación que los haga idóneos y no esa lacra de personajes que llegaron gracias al reparto de alimentos, artefactos eléctricos o patrocinados por su ‘apá’.
Otra poderosa razón es la artesanal clase política que nos merecemos, y digo esto porque somos quienes los elegimos, a pesar de que los conocemos como buenos para nada, sólo por su populismo; hay ausencia de partidos políticos y eso permite que caciquillos provincianos se erijan como los salvadores, luego ellos solos se descubren la careta. En fin, son muchas más las causales de este mal llamado corrupción, pero su mantenimiento, indiscutiblemente, está en las leyes.
Por ejemplo, la Ley Nº 27785 que crea el Órgano de Control Institucional como órgano conformante del Sistema Nacional de Control, encargado de ejecutar el Control Gubernamental interno y permanente, y en su artículo 16° reza: “Los OCI ejercerán sus funciones en la entidad con independencia funcional y técnica respecto de la administración de la entidad…”.
Bien, ahora surge una pregunta que siempre nos hemos hecho: ¿conoce usted, amigo lector, cuánto casos de real independencia respecto al titular de la entidad guardan los responsables de los OCI? Por lo menos, el suscrito, conoce NINGUNO. Por el mismo hecho de recibir sus remuneraciones por parte de la entidad a la que “controlan”, parece que guardan “especial deferencia” con aquellos, tanto que guardan absoluto silencio cómplice con los titulares de entidades y los cercanos colaboradores de éstos. Indiscutiblemente que la Contraloría de la República, per se, debería tener iniciativa para modificar las funciones de los OCI a fin de que su funcionamiento no esté dentro de la institución a la que deben controlar, pues allí nace un compromiso que se torna cómplice y permite hechos de condenable corrupción, por omisión de funciones.
Finalmente, escuchando las noticias del jueves donde se anuncia que el presidente de Ayacucho se suma a casos ilícitos, surgiendo voces de poner fin a la descentralización, nos queda exigir un mayor análisis para el tema.
José Cedeño León
Docente principal de la Universidad Intercultural de la Amazonía
Foto: rendiciondecuentas.org.mx
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