Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:45 pm

Allí anuncia las Buenas Nuevas y,lo que llama la atención de la multitud; hace suyas las palabras usadas en el libro de Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido (…)”, confirmando así su origen divino.
Jesús reconoce que ha sido enviado para entregar las Buenas Nuevas, enseñar con misericordia y extender la fe de un Dios amoroso a todos los que necesiten de él, optando por acercarse a la gente sencilla, a los pobres, a los que padecían enfermedades o a los que eran llamados gentiles; personas despojadas de su dignidad al considerarlas impías, porque habían nacido con esa condición “por el pecado, sino de ellos, de sus padres”, explica el sacerdote Fernando Asín Castellón.
“(…) Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”, afirma Jesús frente a muchos seguidores que se habían sentado alrededor de él en una sinagoga de Nazaret. Unos quedaron admirados por el mensaje del hijo del carpintero, pero otros se escandalizaron con tal afirmación. Jesús había leído: “Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor”. Y es que solo aquel que vive una experiencia como la que describe Isaías, es capaz de entender los misterios de Dios y, a partir de ello, vivir su fe.

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