Creado el Miércoles, 14 de Noviembre del 2012 03:40:18 pm

La democracia en los estados más avanzados sí permite la reelección, como se ha dado en el caso de EE.UU. con el presidente Barak Obama; sin embargo, en los países no desarrollados, la reelección es dañina, embriaga de poder al gobernante que pierde la brújula de la cordura y la trasparencia. Se llena de egocentrismo, se cree el mesías o el todopoderoso, y nadie puede cuestionar su función, y aquel que lo haga se convierte en su enemigo, a quien trata de tumbar a como dé lugar haciendo uso de actos vedados.

Lo hemos vivido en nuestro Perú en la década de los noventa con la reelección de Alberto Fujimori, quien no solo violo los derechos humanos, sino que se contaminó de actos ilícitos que lo han llevado a la prisión.

Nos preguntamos: ¿fue bueno que se reeligiera? Creo que no. Los hechos demostraron, con los ‘vladivideos’, el alto grado de corrupcion que hubo en su gobierno, donde compró a muchas autoridades, desde políticos, jueces, fiscales, periodistas, hasta vedettes.

En nuestro ámbito regional vivimos un estado de zozobra, porque la persecución política esta decretada. Aun no estamos en elecciones, sin embargo a algunos se nos tilda de ‘candidatos’, cuando solo dios sabe si postularemos o seguiremos en la tribuna de luchar por la justicia y la verdad.

La reelección es un mal que, tarde o temprano, termina afectando al gobernante, por eso es malo para la democracia como la nuestra. No debe haber reelección para ningún cargo político o público, porque origina que el gobernante busque cualquier medio vedado para tapar sus malos manejos, sometiendo a medio mundo o al chantaje o al transfuguismo.

Eso es dañino y no podemos seguir permitiéndolo. Es tan dañino que se puede observar, sin ir tan lejos, que en una institución privada se vive tal descalabro dirigencial. Me refiero a la Universidad San Pedro, donde el rector pretende perpetuarse en el poder a costa de todo, sin importar el sacrificio que los padres hacemos por nuestros hijos para mantenerlos en dicha universidad.

Se expulsa a docentes porque no piensan como el rector o no acatan su voluntad; como prueba de ello tenemos a docentes despedidos injustamente como María Valderrama, Graciela Domínguez, etc. Entonces, podemos apreciar que se hace necesaria una modificatoria de las leyes que impidan las reelecciones en cualquiera de los ámbitos público o privado.

Peor en el caso del Legislativo. Los congresistas no deben ser reelectos porque muchos han hecho su modo de vida de este Parlamento, y luego de algunos años se van a sus casas con los bolsillos llenos y con una pensión alta que significa un insulto para las diminutas pensiones de los ancianos que se jubilan en la ONP o una AFP. Eso es desigualdad, injusticia… producto del fenómeno de las benditas reelecciones. Por ello hacemos una reflexión y debemos exigir punto final a las reeleciones.

Sabino Ponce Rodríguez

Decano del Colegio de Abogados del Santa

Escuche la versión radial de LA COLUMNA DEL DÍA:

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