Fábula empresarial
Creado el Martes, 22 de Abril del 2014 06:51:46 pm
Érase un ejecutivo, hombre conocedor de las estrategias de los negocios, quien iba paseando por una playa por la tarde. Eran exactamente las 2 p.m. cuando se encontró en su camino con un pescador quien recogía sus redes con muchos pescados y amarraba su pequeña barca. El ejecutivo se le acercó y le preguntó: “¿Tan rápido ha terminado su faena, señor?” El pescador lo miró de reojo y, sonriendo, le dijo mientras recogía las redes: “¿Rápido? ¿Por qué dice eso? De hecho, sí, ya terminé mi jornada y he pescado todo lo que necesito”.
El ejecutivo sorprendido le dijo: “¿Ya terminó de trabajar? ¿A las 2 de la tarde?”
El pescador le respondió: “Mi día es así. Me levanto por la mañana a eso de las 6, desayuno con mi familia y acompaño a mis hijos al colegio. A las 9 subo a mi barca y salgo a pescar durante 5 horas. A las 2 p.m. estoy de vuelta. Con lo que obtengo en esas 5 horas tengo suficiente para vivir bien. Luego voy a casa, como tranquilamente, hago la siesta, recojo a mis niños del colegio con mi mujer, paseamos, conversamos con la familia y los amigos. Volvemos a casa, cenamos y descansamos felices”.
De pronto, el espíritu de consultor de negocios del ejecutivo salió a flote diciéndole al pescador: “Si me permite, le diré que está cometiendo un grave error en la gestión de su negocio. El costo de oportunidad que usted tiene es demasiado alto y está renunciando a un pay-back impresionante. Usted podría ganar mucho más”.
El pescador, algo confundido con las palabras técnicas del ejecutivo, sonrió. El hombre de negocios prosiguió: “Podría hacer de su negocio mucho más rentable si trabajara más horas. Quizá de 8 de la mañana hasta las 10 de la noche”. El pescador le dijo: “¿Para qué?”. El ejecutivo desesperado levantando la voz le contestó: “¡¿Cómo que para qué?! Obtendría mínimo el triple de cantidad de pescado. ¿No ha oído hablar de las economías de escala, rendimiento marginal creciente y las curvas de productividad ascendentes? Quiero decir que con los ingresos obtenidos por dicha cantidad de pescado, usted en menos de un año podría comprar otro barco mucho más grande y contratar un patrón”.
El pescador aún confundido respondió: “¿Para qué otro barco? ¿Y un patrón?”.
“¿Para qué? Pues con dos barcos y 12 horas de pesca por barco podría comprar luego otros 2 barcos más. En 2 años podría tener 4 barcos, más pescado cada día y más dinero de sus ventas diarias. ¿Es que no lo entiende?”, contestó desesperado el ejecutivo.
El pescador volvió a preguntarle: “¿Para qué necesito eso?”
El ejecutivo le dijo, casi fuera de sus casillas: “¡Pero hombre! ¿Está ciego? Su negocio crecería exponencialmente y en unos 20 años, con reinversión, ¡tendría una flota de unos 80 barcos, que además serían más grandes que la barcucha que tiene ahora!”.
El pescador riendo por la desesperación y la cara del ejecutivo volvió a preguntar: “¿Para qué necesito eso?”.
El ejecutivo desconcertado responde: “Como se nota que usted no tiene visión empresarial ni estratégica. Con esos barcos y esas ganancias usted tendría suficiente patrimonio y tranquilidad económica como para levantarse tranquilamente cada mañana, desayunar con su familia, llevar a los hijos al colegio, salir a pescar por placer durante solo cuatro horas, volver a casa a almorzar, tomar siesta, etc…
El pescador respondió: “¿Y eso no es lo que yo hago ahora?”.
Así es mis amigos, muchas veces, por el ansía de tener mucho dinero, cometemos muchos errores, por ejemplo, tener poco tiempo para estar con nuestra familia y, más bien, surgen más problemas o enfermedades. Aprendamos a dosificar nuestro tiempo y darle a cada meta u objetivo que tengamos el espacio suficiente para hacerlo realidad sin descuidar lo más preciado que Dios nos ha dado: el amor a nuestra familia.
MBA Lic. Adm. Felipe Llenque T.
Pastdecano del Colegio de Licenciados en Administración (CORLAD Chimbote)
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