Para cada acción, una consecuencia
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:27:01 pm
previo a una advertencia. Pero en todos los casos es mejor establecer una comunicación fluida, para no llegar a los castigos. Nos lo recomienda el Sr. Echevarría Murillo (50).Jesús hace una advertencia de lo que puede pasar si nos saltamos acuerdos que garantizan el orden social. Nos pone ejemplos como la condena que recibe quien delinque o, quien comete homicidio. Todo parte por una acción que, en opinión personal, podría ser justa. Sin embargo; también debemos enfrentar las consecuencias que acarree dicha acción. Así como lo hizo el P. Víctor Bellodas Sosa, al desobedecer a sus superiores.
Es muy fácil saltarse una regla y pensar que nadie lo descubrirá. Como cuando nos quedamos con el vuelto de papá o mamá. Es muy fácil señalar a quien comete una falta. Somos expertos juzgando, pese a no ser juez. Maestros condenando a quien se atreve a reconocer una falta. Pero, en ocasiones, nos falta el valor que se necesita para admitir que erramos. Es cuando podemos entender nuestra propia fragilidad.
En los tiempos anteriores a nuestra época, los padres solían usar la vara para corregir la falta de los hijos. Hoy, el dialogo es esencial para asegurarles una vida dichosa, basada en principios que respeten la vida y los valores. Hay una gran diferencia entre todo el día en casa, dando órdenes, y un tiempo pequeño, lleno de atención para con los hijos. No es el tiempo sino la calidad.
Más que faltar a un juramento o voto, la forma de enfrentar estos principios son los que determinan de qué “madera” estamos hechos. Somos humanos, solemos jurar en falso por justificar nuestras acciones y acostumbrados a mentir para salvarnos de los castigos; pero sobre todo, somos personas con capacidades únicas para enmendar nuestras faltas y seguir de pie, frente a la vida: un regalo inmerecido, pero de valor incalculable.
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