Las ataduras que nos paralizan
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:25:26 pm
Las parálisis, hoy, pueden ser el rencor, el egoísmo, la indiferencia. Aquellos sentimientos que atan al ser humano e impiden su crecimiento personal, profesional y espiritual.
El paralitico es ayudado por cuatro personas, seguro serian familiares o amigos que apenados, preocupados y que conocían de la realidad de este hombre enfermo, lo llevan a Jesús, porque confían que él lo sanará; no hay obstáculos para ellos, solo el deseo de ayudarlo.
Para Jonny, la presencia de sus abuelos y la influencia de buenos amigos, son referentes que lo impulsan a seguir adelante, pese a que como muchos peruanos proviene de una familia disfuncional o, en su caso, fue abandonado por su padre.
Una parálisis ya sea temporal o permanente, no nos deja accionar, como este hombre que no caminaba pero que tuvo la dicha de contar con un grupo humano que se convierte en sus piernas y lo conducen.
Cuando nos negamos a perdonar, tampoco podemos dar el siguiente paso; nos negamos a madurar y a confiar con la libertad que lo hace un niño.
¿Qué nos paraliza? ¿Los miedos, el odio, el pasado? El presente y el futuro dependen de las decisiones que se tomen hoy. Si Jesús pudo perdonar aún en la cruz, ¿por qué no hacerlo?
Nuestra salud física es importante, pero más aun nuestra salud espiritual que repercute en ella. Al sanar, Jesús lo hace con un sentimiento de misericordia, liberándolo de sus cargas espirituales, que una vez que son expulsadas, en el caso del paralitico, vuelve a caminar, vuelve a accionar y también lo hace con autoridad y esa actitud inquieta a los escribas, quienes se mortifican mas.
Algo que libera, solo puede venir de Dios.
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