El que quiera ser grande, ¡sirva!
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:29 pm
como la madre que entrega su tiempo y su vida al hijo que ama con todo su ser, o como el médico que aprendió que trata con personas y no con códigos o números.Quien no puede ponerse en el lugar del otro no puede sentir lo que puede doler la pérdida de un ser amado, la tristeza de las decepciones o la nostalgia que deja el adiós. Como tampoco puede disfrutar de las alegrías familiares, de los logros profesionales o laborales y de la felicidad… Y para sentir es necesario acercarse, vivir y compartir con el prójimo, como lo hizo, en su momento, el periodista Reynaldo Manrique.
“Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate para todos.” Si Dios mismo vino a servir, ¿por qué tendríamos que esperar a que nos sirvan? ¿Cuál es el argumento que favorezca el ego con fines de someter al semejante? Dios se hizo pobre, “Jesús nació en una familia muy humilde”, refiere Fray Eduardo Pimentel Carranza, OP.
Jesús nos llama a vivir en humildad, sintiendo como el semejante, viviendo sus experiencias, compartiendo sus vivencias. Él lo hizo y enseñó a sus discípulos que el anuncio del evangelio consiste en ser testimonio vivo para la comunidad, y lo sintetiza con esta frase: “…Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor.”
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