Informe de la semana: No he venido a traer paz, sino división
Creado el Lunes, 15 de Agosto del 2016 12:02:46 pm | Modificado el 11/10/2021 04:38:16 pm
A los futuros profesionales se les exige apasionarse con su carrera, porque cuando salga del aula deberá enfrentarse constantemente a un mundo lleno de oportunidades, pero también de fracasos, y aquello no debe significar su derrota, sino un nuevo comienzo para sus metas, sueños y anhelos. Jesús era un apasionado evangelizador, vivía su fe con fervor, paciencia y con los pies sobre la tierra. Probablemente, su muerte en la cruz podría significar un fracaso en su misión; sin embargo, marcaba un inicio en la propagación masiva del cristianismo.
He venido a dividir, sostenía Jesús, pero no hablaba de causar discordia en la familia o comunidad, sino que ofrecía una nueva forma de vivir la fe. Una nueva forma que le dé batalla a los conceptos que habían sometido a los judíos y donde la religión se había convertido en una carga pesada de llevar, aun para quienes no pertenecían a la clase privilegiada o que estaba contada en el grupo de los indignos. Y si hablamos de los extranjeros, sus posibilidades eran limitadas, incluso si se convertían al judaísmo.
Con Jesús enfrentándose a todo un sistema social, político y religioso corroído por los intereses personales, muchos de sus seguidores estaban dispuestos a acompañarlo incluso a la cruz, solo por defender sus ideas y el Nuevo Evangelio. No sólo hablaban de Dios, también vivían en coherencia entre lo pensado y lo dicho. Era difícil, para la persona común acompañar a Jesús en los momentos de oscuridad, pues el camino no era prometedor para los discípulos. De hecho, son ellos los que abandonan a Jesús cuando enfrenta El Sanedrín y posteriormente la condena a morir en la cruz. Los días siguientes fueron los peores, porque eran perseguidos no solo por sus hermanos judíos, sino también por la conciencia, que a veces es el juez más duro para cada causa. Pero la misericordia de Dios infinita, confiesa el sacerdote Fernando Meléndez Castañeda.
Tras la resurrección, los discípulos que ya habían aprendido la lección tras la dura prueba de fe, empiezan a anunciar el Evangelio con la misma pasión que Cristo, al punto de ser martirizados al defender su fe. Sí, el Evangelio fue causa de división de familias enteras, donde uno se animó a vivir el cristianismo según el testimonio y modelo de Jesús, donde se decidió seguir el bien, la justicia y el amor, a pesar de los errores y faltas del día a día. Se aprende a ser Cristiano, paso a paso y de la mano del Gran Maestro; Jesús.
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