Informe de la semana: Los frutos de la conversión
Creado el Viernes, 2 de Diciembre del 2016 11:18:50 am | Modificado el 11/10/2021 04:38:26 pm
Hoy, vale más un pedazo de tierra que la dignidad, vale más ganarse un voto a través de la manipulación, que el destino de millones de personas en un país. Coincidentemente, dos milenios atrás pasaba algo similar. El nivel de pobreza era alarmante, la corrupción estaba a la orden del día, el individualismo y la superficialidad había calado incluso en la cúpula religiosa judía. Bajo estas circunstancias, ¿qué significaba convertirse?
Juan El Bautista apela a la profundidad de la fe y a la conversión verdadera, al punto de llamar la atención a los fariseos y saduceos; quienes representaban el poder en Israel. “Dad el fruto que pide la conversión”, exhorta esa “voz que clama en el desierto”.
La indiferencia es la salida más cómoda al que se aferra el hombre para no ver una determinada realidad. Juan nos recuerda que siempre se puede hacer algo, que la fe solo tiene sentido si la conversión es real, “porque se puede reconocer en frutos visibles al que se ha convertido”, explica el sacerdote Fernando Asín Castellón.
Cambiar de vida significa vivir propiciando la justicia y buscando que más personas tengan una vida digna, donde el hambre y el dolor sean enfrentados por una masa que es capaz de volver la mirada hacia el que sufre y lo ayude a levantarse. Jesús nació entre los pobres y acercó el Reino de Dios a toda la humanidad.
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