Informe de la semana: La promesa del Espíritu Santo
Creado el Viernes, 6 de Mayo del 2016 08:11:40 am | Modificado el 11/10/2021 04:38:10 pm
¿Quién no se ha sentido abandonado alguna vez, mientras pasaba por lo que se consideraría como los peores momentos de la vida? Es natural sentir miedo o angustia frente a una enfermedad, al fracaso o a las situaciones inciertas. Jesús experimentó cada uno de los sufrimientos, incluso el rechazo de su propia gente, en tanto cumplía su misión en la tierra y se acercaba a su muerte, que para ese entonces significaba el fracaso; pero no para Jesús que estaría acompañado por la presencia infinita del Padre.
Jesús Ascendió a los cielos después de haber pasado 40 días en la tierra luego de resucitar. El relato de la Ascensión muestra un panorama místico, fantástico y renovador. Los discípulos habían pasado días de angustia, pero Jesús regresa a la vida, se muestra a muchos de sus seguidores como Simón Pedro, los discípulos de Emaús o a la misma María Magdalena.
Después de la resurrección, y con las nuevas fuerzas inyectadas en el ánimo de los discípulos, Jesús los prepara para el gran día: La Ascensión. La humanidad no estaría sola jamás, porque aunque Jesús iba al lado del Padre, estaba la promesa de un Consolador, de una luz y compañía que es capaz de infundirle fuerzas al hombre para que no esté solo en la tierra, sino que tenga un refugio donde pueda encontrarse con Dios y consigo mismo. Sin embargo, el Espíritu Santo puede actuar previo a la transformación de una vida vacía y desorganizada a una nueva.
Frente a las dudas, el dolor y el estado de abandono, Jesús dice: “Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto". Así pues, él no solo promete el acompañamiento del Espíritu Santo, sino que está dispuesto a interceder por cada uno de nosotros en presencia de Dios Padre.
AUDIO: