Informe de la semana: La oración sincera
Creado el Viernes, 21 de Octubre del 2016 10:15:31 am | Modificado el 11/10/2021 04:38:22 pm
El servicio, real y nacido del corazón, jamás será un motivo para jactarse. Ayudar es un acto voluntario, no hace ruido pero ahuyenta los sentimientos de soledad y abandono, y acerca personas, fortalece la fe y hace brillar la esperanza. Quien sirve no está preocupado porque el mundo lo sepa, sino está ocupado haciendo… Accionando. Y este acto es una característica de la humildad, porque “aportamos lo que podemos y recibimos lo que necesitamos”, explica el sacerdote Fernando Asín Castellón.
La opción preferencial por el pobre es considerada implícita en la fe cristiana, porque Dios escucha al que clama, al que no tiene quien lo defienda, al que grita por justicia. Por lo mismo, nos compete comprender una realidad, reconocer nuestras limitaciones y actuar con humildad; pasos que aprendemos del Publicano del que habla Jesús.
El Fariseo se jacta de todas sus buenas acciones, ciertas, pero las banaliza. Del otro lado, el Publicano, avergonzado, siente que necesita un cambio; una razón que lo ayude a levantarse del hoyo en el que vive. Desde su corazón se evalúa, sin máscaras ni lamentaciones exageradas. Su clamor, que es silenciosa, llega a Dios, en tanto el judío orgulloso, justo y perfecto, según dice, no alcanza misericordia.
Una vida sincera y transparente le permite al ser humano acercarse a Dios sin caretas ni poses. Dios conoce el corazón de cada uno y solo pide que entre todos podamos ser capaces de servir, como una opción del hombre o la mujer que ha entendido que las personas que viven alrededor son tan importantes como uno mismo y que si se puede ayudar a mejorar una determinada realidad, lo haremos juntos.
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