Informe de la semana: La gratitud del amor
Creado el Viernes, 10 de Junio del 2016 12:42:07 pm | Modificado el 11/10/2021 04:38:10 pm
Las faltas del considerado ‘otro’, no justifican los nuestros. Del mismo modo que actuar en favor de quienes necesitan ayuda solo por el hecho de ser reconocidos como ‘los buenos´ no abre las puertas del cielo. El Apóstol Santiago dice: “la fe sin obras es muerta en sí misma”. Lo que significa que no podemos vivir de espaldas a una realidad aplastante donde un ser humano vive en pésimas condiciones. Los actos de fe se realizan en silencio y sin esperar aplausos, no condena y dista de la actitud de Simón, el fariseo, quien va al encuentro de Jesús.
Simón invita a Jesús a su casa. Pero también entra una mujer cuyos pecados eran vetados dentro de la comunidad judía. Mientras el fariseo daba muestras de su vida acomodada, la mujer solo ofrecía lo que poseía en esos momentos: un corazón con sed de perdón, lágrimas para limpiar su alma y un perfume con qué enjugar los pies del Maestro. Ella creía en Jesús y estaba dispuesta a empezar de la nada en la que vivía tan solo por un gesto de misericordia. “Y Jesús le devuelve la dignidad a esta mujer”, reflexiona el sacerdote Giovanni Sabogal Osorio.
Dos deudores son perdonados por un prestamista. Uno debía diez veces más que el otro. Dios es misericordioso con cada persona y, obren bien o mal, su amor es inagotable. Lo que no evita que cada cual responda por sus acciones y asuma sus responsabilidades. Jesús no justifica, perdona; mas el perdón implica responder por todo lo que se ha hecho.
Es más fácil condenar que reconocer nuestras propias faltas. Es más fácil señalar que tomarse el tiempo para actuar con justicia. La buena noticia es que Dios ama a la humanidad y lo limpia de sus pecados, lo ayuda a superarse y encontrar esa razón por la que vinimos a la tierra. “¿Cuál de los dos lo amará más?”, pregunta Jesús en relación a la parábola de los dos deudores. Simón contestó: "Supongo que aquel a quien le perdonó más".
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