LA COLUMNA DEL DÍA | El legado de Francisco: su preferencia por los más humildes y el cuidado de la casa común
Creado el Martes, 29 de Abril del 2025 03:52:09 pm

En medio de un periodo oscuro para la humanidad, donde ha vuelto a tener presencia el fantasma de las guerras, el lanzamiento de misiles para esparcir la muerte, la imposición de condiciones por los que ostentan el poder económico y militar, y una febril incontinencia del presidente norteamericano Donald Trump por demostrar con su patanería acostumbrada que la agenda de los negocios multimillonarios se resuelve con chantajes y misiles en mano, despreciando todos los esfuerzos por una convivencia civilizada en pleno siglo XXI… en medio de todo eso, surge una esperanza.
La esperanza en medio de esta barbarie se yergue con el legado del papa Francisco: el guardián de la casa común y la voz de los humildes y olvidados. Jorge Mario Bergoglio, o el papa Francisco, ha marcado una profunda huella en la historia contemporánea de la Iglesia y del mundo. Desde su elección en 2013, siempre ha caminado como un pastor sencillo, cercano y comprometido, llevando adelante una misión que ha unido la fe, la justicia social y el cuidado de la creación.
Su encíclica Laudato Si', de 2015, cuyo título evoca el cántico de San Francisco de Asís, es una apasionada invitación a cuidar la “casa común” que habitamos. Francisco llama a reconocer que la crisis ecológica y la crisis social son inseparables: el deterioro del ambiente impacta de manera más cruel sobre todo en los más pobres y vulnerables. Para Francisco, “el grito de la tierra y el de los pobres son un solo clamor, al que nadie puede ser indiferente”.
Con un lenguaje directo y profundo, Laudato Si' no solo ofrece un diagnóstico de los males que aquejan al planeta, sino que propone un cambio de rumbo: una ecología integral que respete la dignidad humana, fomente la solidaridad y recupere el sentido de la vida. Francisco en su predicamento insistía que todo está conectado, y que nuestra indiferencia tiene consecuencias reales sobre las generaciones presentes y futuras.
Asimismo, fiel a su opción preferencial por los pobres —herencia construida en su natal Argentina—, el papa Francisco levantó su voz contra un modelo económico que excluye y descarta a los más humildes, y reclamó una conversión profunda de los estilos de vida, las estructuras económicas y las decisiones políticas. Predicaba que no basta con pequeños gestos, que era necesaria una transformación del corazón y de la sociedad.
No tengo la menor duda de que la figura y el legado del papa Francisco hoy se levanta como un faro de esperanza en tiempos de crisis. Su predicamento y ejecutoria de vida resuenan como un llamado urgente a construir un mundo más justo, fraterno y sostenible, donde la tierra y los pobres no sean explotados, sino cuidados y protegidos.
Conservar la tierra, el agua, los bosques y la biodiversidad es conservar los bienes de la naturaleza para hoy y para el futuro, colocando en el centro de las decisiones a los seres humanos, a las mujeres, a los niños, a los hombres y a los jóvenes. El cuidado del planeta —que es la casa común— y la opción por los más humildes es el legado existencial que solo un hombre íntegro como el papa Francisco pudo dejarnos. Esperemos que su legado perviva y se multiplique.
* Gabriel Mejía Duclós es ingeniero agrícola con especialización en ingeniería de recursos agua y tierra, 25 años de experiencia en gerencia y dirección de instituciones públicas y privadas vinculadas al desarrollo social, económico y gestión ambiental, excandidato a la Gobernación Regional de Áncash.
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