Medalla Milagrosa: una hermosa historia de amor filial que se inició hace 193 años
Creado el Miércoles, 19 de Julio del 2023 05:16:11 pm
La medalla de la Inmaculada Concepción, la ‘Medalla Milagrosa’, cumple 193 años. El origen de este objeto de piedad está inspirado en las revelaciones que la Virgen María hizo de manera privada a Santa Catalina Labouré, religiosa perteneciente a las Hijas de la Caridad. Las apariciones de la Madre de Dios tuvieron lugar en la ciudad de París (Francia) cuando el primer tercio del siglo XIX estaba por concluir.
En la noche del 18 al 19 de julio de 1830, un misterioso niño aparece en la habitación de Catalina Labouré, en ese momento novicia de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. El niño se dirige a la santa y le pide que vaya a la capilla.
Una vez en la capilla, rodeada del más absoluto silencio, Catalina eleva la mirada y se encuentra cara a cara con la Virgen María. De rodillas, empieza una intensa conversación con la Madre de Dios. El diálogo entre la religiosa y la Virgen se prolonga durante horas, hasta que la Inmaculada hace ademán de despedirse. En ese instante, María inspira en el corazón de Catalina un deseo especial que refrenda con unas dulces palabras: ‘Mi niña, te voy a encomendar una misión’”.
No es hasta el 27 de noviembre del mismo año, 1830, cuando la religiosa vuelve a tener una visión de la Virgen. Esta vez, María aparece de pie sobre lo que parece ser la mitad del globo terráqueo, sosteniendo una pequeña esfera dorada en sus manos y con la mirada en dirección al cielo.
En un instante, la Madre de Dios le explica a Catalina que la esfera representa al mundo, y de manera particular a Francia. De los dedos de la Virgen, adornados con joyas, brotan rayos de luz. Estos son, continua María, las gracias que Ella obtiene para aquellos que se las piden; mientras que algunas de las joyas no brillan y representan, precisa la Virgen, a “las gracias que están disponibles, pero que nadie ha pedido”.
En una tercera aparición, la Virgen María le muestra a Santa Catalina la inscripción que rodea su figura celestial: “Oh, María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”.
Entonces, la Madre de Dios insta a Catalina Labouré a que acuñe una medalla en la que se reproduzca lo que han visto sus ojos y le promete que “quienes lleven [la medalla] puesta recibirán grandes gracias, especialmente si la llevan alrededor del cuello”.
Catalina Labouré cuenta a su confesor cada una de las apariciones, pero no es sino hasta poco antes de morir que la vidente revela que el diseño de la medalla de la Inmaculada Concepción le había sido revelado cuarenta y siete años atrás.
Las primeras medallas fueron acuñadas en 1832, con la debida aprobación eclesial. Estas fueron distribuidas por todo París. La devoción se propaga rápidamente y miles de favores y gracias son concedidas a través de ella. Así, la gente empieza a llamar a la medalla “la Medalla Milagrosa”. (R.M. – RSD Noticias).