Yo marcho por la vida… ¿y tú?
Creado el Viernes, 16 de Agosto del 2013 06:34:23 pm
Es tiempo de decirle a los corruptos y a todos aquellos que han hincado vergonzosa y amoralmente sus rodillas ante ellos que no les permitiremos seguir comiendo y enriqueciéndose del dinero que le roban a nuestros hijos e hijas, a nuestros infantes, adolescentes y jóvenes, al desarrollo verdadero que todos queremos para que ellos sean bien educados, bien nutridos, bien protegidos.
Es momento de hacer escuchar nuestra voz y protesta contra las laxas autoridades jurisdiccionales que -por ineficiencia, incapacidad, falta de decisión o vil concubinato con el crimen y la corrupción- no actúan de modo frontal y eficaz contra la violencia y el delito. Levantemos la mano y señalemos abiertamente a los policías, fiscales y jueces que, por cualquier razón, danzan también sobre el dinero que les provee la sangre que corre bajo su indigno caminar.
Tomemos cuenta que en cada amenaza hay implícita una amenaza a nosotros, que en cada muerte hay un poco de Áncash que también muere, que en cada sol robado hay un sol menos para construir mejores colegios, mejores hospitales, más servicios o comprar las medicinas que siempre faltan en las postas. El daño no es solo para el otro, ¡también te afecta a ti y tu familia!
Basta de esconderse. Que se oiga, fuertemente, nuestro rechazo, nuestra protesta. Que se eleven nuestros puños y revoleen en los aires como clara advertencia de que no permitiremos más violencia, más impunidad. Pongamos el pecho y advirtamos que el inicio del fin ha llegado para quienes creen reinar eternamente.
Ladrarán los perros coprófagos que diariamente se alimentan de las angurrientas manos de su amo envilecido, con dinero y prebendas otorgadas para disparar a diestra y siniestra sus lenguas ya putrefactas. No les temamos, como ellos no temen mostrar el altanero rostro ante una sociedad que cada día los hunde más en el fango del desprecio y repudio.
Yo marcho porque no quiero que mis hijas me recuerden como un cobarde, como alguien que no hizo nada para realizar el cambio que necesitamos. Yo marcho porque quiero que sean hallados, capturados y condenados los asesinos de José Luis Sánchez Milla, Roberto Torres Blas, Pedro Flores Silva, Luis Sánchez Colona, Sheyla Arce Arrelucea, Pedro Tapia Flores, José Montalbán Macedo, el niño Manuelito Lezcano Ancajima y tantos otros más. Porque debemos decir no a las amenazas contra fiscales probas como Nancy Moreno Rivera, el padre Ugo de Censi y a las bravatas, por encargo, contra el obispo de la ciudad.
Yo marcho hoy porque también lo hubiera hecho Oscar Díaz Barboza y su eterno legado de consecuencia y coherencia. Yo marcho hoy porque no hacerlo sería ser cómplice de la violencia, la corrupción, la impunidad y el sicariato. Nos vemos las 3:30 p. m. en la plaza Grau (ex 28 de Julio) y espero que nos unamos en una sola voz: ¡basta ya!
*Periodista