A punta de plomo y sangre
Creado el Miércoles, 19 de Febrero del 2014 04:44:10 pm
Con la muerte de este joven a manos de sicarios -ocurrido en el distrito de Santa- no cabe la menor duda que este fenómeno social criminalístico tomará, en breve, ribetes sangrientos de magnitud inédita.
Lamentablemente, la cifra que ya se contabiliza (19 crímenes violentos en los primeros 45 días del año), de continuar ese promedio, superará largamente la de los años 2012 y 2013. Mientras tanto, la respuesta del Estado, a través de sus organismos representativos; principalmente, Municipal-Ministerio del Interior como responsables de la Seguridad Ciudadana; si bien es lenta y mínima, hasta ya se podría catalogar como insuficiente e improductiva.
COPROSEC no responde. CORESEC no da señales de acción. CODISEC es un abstracto social. Todos ellos en suma son, por ahora, una mueca sarcástica ante la colectividad, la cual se siente desprotegida y lesionada. Dios no lo quiera, pero, esto da indicios (como en la segunda mitad de la década de los 80) que los objetivos a 'eliminar' no sólo corresponderán a integrantes de bandas criminales o civiles ligados a las esferas de gobiernos locales, sino que pasarán a objetivos de gobierno/milicia; pues, la percepción es que esto se está desbordando en la lucha por echar mano a las fuentes de dinero fácil que, infortunadamente, se encuentran en las Arcas Públicas.
La metodología de la amenaza y/o la extorsión son una actividad cotidiana. Con el paso de los años, quienes explotan esta fórmula gansteril se ha ido reforzando como grupos para delinquir; es decir, esta gente también aplica la ‘reingeniería’ para tener mayor éxito en sus actividades.
Se han dado maña para perfeccionar el uso de las tecnologías de la informática (mientras que al Estado se le cuestiona por ‘pretender’ legislar en esta materia. Sólo el 25% apoya la ley para regular los contenidos informáticos-Según CPI), incrementan su arsenal (La Sucamec estima que en el país existen 158.320 armas en situación irregular al haber caducado sus licencias de uso).
Los menores de edad se han convertido en el último y más eficaz método de la delincuencia para cometer todo tipo de delitos. Entre ellos el sicariato. Lima, Chiclayo, Piura, Trujillo, Chimbote en la zona costa norte padecen esta situación. Allí están los casos de “Gringasho” y “Deivi”, quienes con menos de 16 años tienen en su haber más de 10 asesinatos.
Mientras que, en contraste, el personal policial se infravalora al aceptar desde los propios mandos su falta de personal, de equipamientos automotriz, comunicacional cibernético, logística y demás. A la sazón, es tristemente claro notar que del total de las denuncias, quejas y muertes ni siquiera un 10% ha sido resuelto. Tal vez por eso es que a la mínima ‘captura’ o resolución de un crimen, la policía -sobretodo- hace todo un despliegue para ‘demostrar ante la sociedad’ que la fuerza policial sí tiene ‘capacidad de respuesta’. Y, no es que sólo sindico a la PNP como única responsable; vale decir que en el Poder Judicial y el Ministerio Público, hay ciertos vacíos en su accionar en materia penal.
La sangre derramada, las decenas de casas que hoy se visten de luto, la tasa criminal incrementada en forma geométrica, agudizan aún más el desorden e impunidad, la casi extinción de los valores ciudadanos, la ética y moral invernando en la oscuridad indolente de la indiferencia son la cicuta que nos está paralizando mortalmente.
Urge deliberar sobre esta realidad. Invocar a la conciencia ciudadana para abrir los caminos legales: reformular, actualizar o crear leyes que den sustento a la acción de la administración de justicia, y hacerla más efectiva. La participación en esta tarea debe ser mancomunada, y con énfasis en recibir la dirección de profesionales y técnicos especializados, gente con trayectoria y estudios en gestión y administración pública, para detener la corrupción.
En la década de los 70 se puso de moda el Spaguetti Western. La película High Plain Drifter (Infierno de Cobardes) relata el avatar de un pueblo que sufre la acción y venganza de una banda de forajidos. Por ello contrata a un “extraño pistolero” (Clint Eastwood) para que los defienda. Éste acepta, pero, critica a la población por su falta de valores “si estuvieran unidos no necesitarían de nadie” les dice el personaje. No obstante, previo a eliminar a los indeseables; somete al pueblo a una serie de humillaciones; pues, la moraleja es que sí el ‘pueblo’ no acepta la Ley como instrumento imperativo entonces sólo queda el caos. Una película recomendable, pero, ojo, cualquier parecido con la realidad local, es mera coincidencia. Tal vez, por eso, Aldo Mariátegui, en sus “Ensayos Impopulares”, suelta la siguiente frase “¡Mano dura, carajo! Esto se arregla con puño de hierro, no con blandengues ministros caviares y sus ‘percepciones’”.
* Comunicador
Foto: La República