OPINIÓN. Ni premio ni botín
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:31:32 pm
En primer lugar, se instaló el diezmo como vínculo obligatorio entre los gobiernos locales y regional con las empresas constructoras, desapareciendo la optimización en el gasto público como requisito de gestión responsable; se despertó la codicia de alcaldes, regidores y consejeros regionales, estableciéndose un sistema dañino e ilegal en el manejo de obras, con favoritismos, arreglos bajo la mesa, testaferros, coimas, etc., situación que degeneró en la creación de una organización criminal que dispuso sus propias reglas de juego y la que, por fin, ha sido desbaratada.
Hoy, a la luz de una vitrina electoral variopinta, donde la mayoría de los candidatos lleva el sello decepcionante de la mediocridad y el oportunismo, el espacio del debate político se torna interesante para ir conociéndolos uno por uno y acercarnos más a la elección correcta o, a juzgar por los actuales candidatos, a la menos mala.
He sostenido hasta el hartazgo que la presidencia regional y sus consejerías, así como las alcaldías con sus respectivas regidurías, son cargos políticos, representativos; de tal manera que los candidatos deben tener el perfil que se precisa: visión política, sensibilidad social, trabajo previo en favor de su comunidad, trayectoria transparente en la función pública o en el sector privado, poder de convocatoria, y amplio conocimiento de su región y su problemática en cada sector.
Cometemos un error capital si aceptamos como mérito principal en cada candidato, haber denunciado al presidente regional o haber encabezado marchas contra la corrupción, y les entregamos la presidencia regional o alcaldías como premio. Regresaríamos al círculo vicioso de la improvisación y el atraso.
Dejemos de ver a la región Áncash como un feudo y no corramos el riesgo de desconectarlo de la visión país. Respetemos el carácter unitario del Estado y sus tres niveles de gobierno, articulando nuestros proyectos emblemáticos como Chinecas y la modernización portuaria en los demás de alcance nacional, dejando de satanizar a las concesiones y aceptándolas como válidas opciones de inversión, involucrándonos en los nuevos retos que se plantean en tiempos actuales.
Necesitamos gobernantes capaces, con acertadas decisiones políticas en cada sector, con sensibilidad social, y con excelentes cuadros técnicos que garanticen la ejecución de sus promesas de campaña electoral y plan de gobierno. El gobierno regional de Áncash no debe ser ni premio, ni botín de un oportunista.
* Director de la revista “La Voz del Pescador”
Foto: Sección 22