OPINIÓN. Algunas memorias del futuro
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:31:50 pm
Por aquélla época, caracterizada por la espantosa crisis que sacudió a la sociedad peruana, desarrollar el oficio periodístico se tornó sumamente hostil en todos sus niveles. Inexplicablemente, miles de jóvenes abrazábamos la carrera en las universidades, lo cual era esperanzador para los viejos comunicadores que confiaban que con la nueva generación de hombres y mujeres de prensa sería posible reconstruir sin rencores el periodismo peruano.
En las aulas de San Marcos, el maestro César Lévano (que dictaba clases en el campus y en su domicilio, a pesar de las amenazas de muerte de Sendero) insistía que enseñar periodismo es inculcar en los jóvenes los lazos con la cultura, con la buena lectura, ahondando en el conocimiento del idioma y la gramática, afirmando el sentido ético en los estudiantes, lo cual no sólo implica honestidad sino también responsabilidad social. Por su parte, Juan Gargurevich, titular de la cátedra de Historia de los medios, se preocupaba por “la posibilidad de que el fenómeno de transnacionalización -que ya contaminaba a los medios audiovisuales mediante el satélite- llegase a la prensa escrita de América Latina”. Pero no era lo único que angustiaba al viejo maestro sanmarquino, le preocupaba sobremanera que como respuesta a la crisis económica de ese tiempo (como respuesta empresarial), surgiese la concentración de propiedad de medios (al estilo Gannet, Maxwell o Murdoch).
La reflexión sobre la libertad de prensa, sobre los derechos de informar y ser informado, tomaron desde entonces otro carácter, la demolición de los sindicatos estaba en marcha y afectó también a los gremios periodísticos. La violencia política acechaba a los comunicadores (en 1988 había sido asesinado Hugo Bustíos, corresponsal de Caretas en Ayacucho; la misma suerte corrió la ambientalista Bárbara D`Achille, de El Comercio, en 1989). Lo de Uchuraccay estuvo siempre presente entre nosotros. Eran tiempos duros que la mayoría observaba con escepticismo y desesperanza.
Veinticinco años después, las predicciones de los más trajinados en las redacciones se tornaron realidad. Existe hoy la necesidad (la urgencia) de fortalecer en los jóvenes estudiantes de periodismo (y en la ciudadanía en general) el tema ético, es imprescindible rescatar los ejemplos de honradez, sensibilidad social, respeto a las ideas y a la diversidad cultural existentes. Existe la urgencia (la necesidad) de que se desconcentre la propiedad de los medios, de que se denuncie públicamente a los periodistas corruptos convertidos en fantoches. Pero sobre todo es imprescindible reducir el abismo cada vez más amplio que existe entre periodismo y cultura.
Me da gusto volver a escribir, estar en contacto con ustedes. Lo peor que me podría pasar es dejar de pensar, la peor desgracia es la orfandad de ideas.
*Agusto Rubio Acosta
Periodista, escritor y promotor de La resistencia/libros y más.