Los pródigos del periodismo “no sabían nada”
Creado el Viernes, 6 de Junio del 2014 07:51:43 pm
Ellos, ahora, salen ante la colectividad, expresando llenos de congoja que también quieren que todo sea investigado, que se lleven a cabo todas las diligencias que descubran a una serie de perpetradores que han envilecido y desfalcado la región Áncash, pero, con la condición de que a ellos no los toquen porque, sencillamente, ‘sólo hacían trabajos periodísticos’.
Ellos, ahora, dicen que no sabían nada. Y no se acordaron de que, por su condición de comunicadores, debieron, a través de sus trabajos periodísticos, dar cuenta clara, directa, objetiva e independiente de la realidad social, poniendo en evidencia las denuncias y pedidos de justicia de la ciudadanía; pues, para este grupo de ‘arrepentidos’ (o mercenarios) de las comunicaciones -en el tiempo en que hacían gala de poder- aquí en Áncash, para ellos todo era un paseo en bicicleta, todo era jolgorio y olvido. Por el contrario, apaleaban (física y audiovisualmente) al que dijera lo contrario. Once programas radiales mandados a “cerrar”. Cuatro periodistas querellados (un millón de soles de reparación a cada uno). Un periodista asesinado por sicarios.
Ellos, ahora, salen a decir que no sabían nada. Porque cerraron los ojos ante las pruebas que demostraban que hasta sus sueldos, pago de viajes, equipos informáticos, gollerías, invitaciones a comilonas, tragos y parrandas que recibían, eran financiados con dineros mal habidos, obtenidos de las arcas de Áncash. Ojo, dinero cuyo único y noble fin era hacer obras de bienestar comunitario, y no para uso furtivo de una camada de gente sin entrañas, abusiva y conchuda.
Ellos, ahora, salen a decir que no sabían nada. Pero se burlaban ostentosamente de los periodistas independientes. De aquellos que decidieron no vender su conciencia a intereses mezquinos. Hicieron mofa canallesca de todos los periodistas que tuvieron el coraje de defender los intereses de la sociedad civil antes que los de un grupo de infames servidores públicos que hicieron del latrocinio su meta y motivo.
Ellos salen a decir que no sabían nada. Cuando agazapados de la mirada del pueblo, en algún rincón sumido de oscuridad cómplice, trazaban la forma de cómo agobiar e infamar a todo un grupo de comunicadores que, con humildad y severas limitaciones logísticas, solo se dedicaban a emitir información con valores y daban espacio público a denuncias sustentadas con pruebas.
Ellos, sin el menor atisbo de vergüenza, dicen que no sabían nada. Y fueron los que fungían de ‘periodistas’ al lado del poder y del dinero. Los bautizados como ‘periodistas comandos’, a través de canales, radios y diarios armaban campañas llenas de la ponzoña de la mentira, hacían cargamontón con infinidad de mensajes llenos de vilezas vomitivas; atacaban sin misericordia a sus propios colegas cada vez que alguno de ellos se atrevía a mencionar a su líder maculado.
Estos ‘comandos’ arrepentidos que, de pronto han perdido la memoria, fueron parte de toda una maquinaria con la cual cortaban la yugular a la verdad, pisoteaban la cordura social y menospreciaban el objetivismo y la pluralidad; muy por el contrario, su función comunicadora era monotemática, adulona hasta empalagar de forma insoportable, con un afán maniático de halagar a su ídolo y mostrarse como serviles bufones ante el rey de turno.
Ellos, ahora, salen a decir que no sabían nada. Claro, todo eso contrasta cuando ellos estaban de lado del poder, pues allí la libertad de los periodistas de voz sincera y abierta nunca les importó. Cuando las marchas en defensa de la libertad de expresión y del derecho de opinión solo era producto de ‘cuatro gatos’. Pero, ahora, cuando el brazo de la ley los ha señalado, exigen que se les respete sus derechos. El estado de derecho les asegura a los involucrados en este caso que la justicia será impartida como debe ser: equitativa.
¿Por qué temen? O solo les parece buena la administración de justicia cuando nadie hace nada. Hoy los ‘periodistas comando’ se resisten a aceptar que son indignos por haberse portado al propio estilo del bíblico Caín. ¿Por qué huyen? Acaso no recuerdan que hay decenas de personas que yacen sepultadas solo por defender la verdad, la libertad y la vida. Dicen no saber nada, entonces ¿qué podrán aportar para descubrir la verdad?
Dicen que ellos no sabían nada. Aunque esta postura más parece estrategia que una razón valedera. Dicen que no sabían nada, aunque todo lo que ahora hacen solo refleja que ellos pretenden evitar un castigo antes que descubrir cómo se fraguó esta crisis de identidad, caos administrativo, odios intrarregionales, miedo, abusos y muertes. Dicen no saber nada, pero no se nota una sola razón de arrepentimiento, sino una altanera posición de que el resto está equivocado y ellos están ajenos a cualquier acusación.
*Periodista