LA COLUMNA DEL DÍA | Responsabilidad universitaria
Creado el Jueves, 13 de Junio del 2019 01:17:21 pm
La ley peruana asigna a las universidades cinco funciones esenciales: formación profesional, investigación, educación continua, extensión cultural y proyección social, y contribución al desarrollo humano. En la práctica, la mayoría enfatiza las tres primeras y asume las siguientes como una obligación a cumplir por exigencia antes que por convicción.
Esto es consecuencia de la poca claridad que se tiene acerca de un compromiso fundamental que la misma ley les asigna: la responsabilidad social universitaria (RSU).
¿Qué implica para una universidad ser socialmente responsable? Algunas lo entienden como la realización de actividades puntuales en beneficio de las poblaciones de su entorno: charlas, talleres, campañas o acciones en las que se proyecta parte de lo aprendido en las aulas, una contribución altruista – o paternalista – con fines de proyección social.
También es común asumir la responsabilidad social como la difusión del arte y el folklore, generalmente en atención a los requerimientos de la comunidad que ve en la universidad una suerte de proveedor gratuito de espectáculos de “extensión cultural”.
Pero la RSU es mucho más, la misma ley la define como la gestión ética y eficaz del impacto generado por la universidad a través de la formación académica, la investigación y su participación en el desarrollo nacional. No debe entenderse como un conjunto de actividades o de cursos motivacionales, sino como un enfoque transversal a las funciones de la universidad, como señala la Carta de Ucayali firmada hace dos semanas por los representantes del 90% de las universidades peruanas, reunidos en Pucallpa.
En síntesis, cada acción de la universidad debe estar enfocada a generar un impacto positivo. Si formamos profesionales, no solo deben estar calificados, sino ser ciudadanos íntegros; si investigamos, debemos ser pertinentes y aportar soluciones reales; si nos relacionamos con actores sociales, empresas o gobierno, ese vínculo debe ser activo para la mejora de la calidad de vida de la población y los objetivos del país.
La RSU empieza por casa. No se puede hablar, por ejemplo, de responsabilidad ambiental, si en nuestros campus no aplicamos políticas y una cultura de reciclaje, cuidado de áreas verdes y ahorro energético. No podemos ser socialmente responsables si creamos carreras porque hay demanda de postulantes, pero sin haber analizado si habrá una pronta saturación del mercado laboral. No podemos ser socialmente responsables si solo usamos a los estudiantes para hacer exposición de nuestra marca en campañas financiadas íntegramente por ellos, a cambio de una nota de curso.
La responsabilidad social no es quedar bien, es hacer cada vez mejor nuestro trabajo.
* Manuel Chiroque Farfán es docente de Audiovisuales y Periodismo en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Nacional del Santa (UNS), actividad que comparte con la producción audiovisual y consultorías en comunicación corporativa. Integra la Red Iberoamericana de Investigación en Narrativas Audiovisuales.
Foto referencial: RPP