LA COLUMNA DEL DÍA | Migrar ayer, hoy y mañana
Creado el Viernes, 20 de Diciembre del 2019 12:45:20 pm
El 18 del presente mes se recordó el Día Internacional del Migrante. ¡Vaya tarea hablar de migración en estos días!, ya sea por la poderosa labor que debe asumir cada país de destino o por la voluntad y compromiso de la sociedad civil. Migramos desde tiempos inmemorables, para acceder a mejores condiciones de vida, para proteger a los que queremos y darles seguridad, salud, educación y vivienda. Migraron hace muchos años hombres y mujeres, y así seguirá siendo. Migró mi familia luego del terremoto de 1970 para establecerse en Chimbote, pues lo perdieron todo. La migración no puede contenerse, la vida se abre paso de manera insospechada, esa es nuestra naturaleza.
Una reciente experiencia como entrenador en un Modelo de Naciones Unidas llevado en San Marcos, me permitió interiorizar de otra forma el tema. Junto a Evelyn estudiamos las alternativas de solución ante algunos de los problemas que conllevan las incorrectas o ausentes políticas migratorias, sobre todo con poblaciones vulnerables, para dicho caso, mujeres y niños. Dichos grupos se encuentran desamparados y son propensos a caer en explotación laboral y sexual, se calcula que la explotación sexual (59 %) sigue siendo el delito más frecuente, lo que hace que las mujeres y niñas representen un 70% de las víctimas totales de la trata. La trata quita la dignidad a la persona, después de ello, no vuelve a ser la misma.
A propósito de este tema y aunque la labor sea inmensa, es preciso recordar que uno de los hitos más importantes tuvo lugar en la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional o Convención de Palermo, la misma que tiene tres protocolos, siendo el primero el Protocolo de las Naciones Unidas para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, Especialmente Mujeres y Niños. Cabe recordar que el Perú ratificó dicho Convenio en enero del 2002.
Siendo más general, según Naciones Unidas, el universo de migrantes internacionales en el 2019 fue de 270 millones de personas. Esta cifra es un aumento del 0.1% respecto hace dos años. El informe global de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha señalado que uno de las causas más frecuentes del desplazamiento se debe a los conflictos.
Así lo hace ver la situación en República Centroafricana, la República Democrática del Congo, Myanmar, Sudán del Sur, Siria y Yemen. Siria tiene la mayor población de desplazados, con 6,1 millones, le siguen Colombia, con 5,8 millones, y la República Democrática del Congo, con 3,1 millones.
La situación de desplazamiento ha permitido incurrir en un error bastante frecuente, este es, confundir la calidad de migrante y refugiado. Como ha explicado ACNUR (la Oficina de la ONU para los Refugiados), las personas refugiadas no pueden ser retornadas a sus países, están protegidas por el derecho internacional y específicamente se diferencia de las migrantes debido a que esta se vio forzada a dejar su país por razones de conflicto, violencia o persecución. Por otro lado, los migrantes deciden trasladarse no sobre el principio de amenaza sino para mejorar su calidad de vida; a diferencia de los refugiados, estos mantienen protección de su gobierno.
Las principales olas migratorias que históricamente el Perú recibido ha sido la española, africana, italiana, china y japonesa. Hoy más de 3 millones de peruanos radican en el extranjero: 30.9% en Estados Unidos, 14.5% en Argentina y, finalmente, 14.3% en España.
Los mayores problemas de la actual ola migratoria recaen en su afectación a pilares del sistema internacional, a saber: soberanía (Estado) y ciudadanía (nación). Por lo mismo, es necesario contar con políticas migratorias integrales para la protección de los derechos de dichas personas y su relación con el país de destino. Como recuerda Catherine Wihtol, las migraciones ponen en primer plano a los individuos como actores de las relaciones internacionales, a los lazos transnacionales como redes, a los actores multilaterales y a los Estados de origen como nuevos socios en un nuevo tipo de diplomacia.
La migración ofrece nuevas costumbres y valores para la riqueza política y social de un país. La movilidad es un elemento crucial para el desarrollo.
La migración no puede contenerse, la vida se abre paso de manera insospechada, esa es nuestra naturaleza. A esta virtud se le llama: libertad.
* Diego Mendoza Franco es ingeniero industrial, egresado del Programa de Gobernabilidad, Gerencia Política y Gestión Pública de la PUCP y el CAF, coordinador del Círculo de Relaciones Internacionales y Derechos Humanos Aleph, promotor de los ODS por el Senado de Buenos Aires, Parlamentario Joven Nacional y activista social.
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