La anchoveta peruana en su peor momento
Creado el Martes, 4 de Diciembre del 2012 04:43:32 pm
Cuando en el año 1992 se prohibió la pesca industrial en las 5 millas marinas, la flota industrial no tenía el tamaño de red que actualmente posee, tampoco el Estado Peruano había establecido un sistema de fiscalización pesquera que evitara las diversas formas de depredación y pesca ilegal en el que participan, de uno u otro modo, los empresarios, los pescadores industriales, artesanales y los de mediana escala; pero el principal responsable de este desorden pesquero es el Gobierno Central y, en cierta medida, algunos Gobiernos Regionales como el de Áncash, que en este y en otros temas camina como el cangrejo, hacia atrás.
Fuentes cercanas al gobierno fujimorista nos comentaron años atrás que la propuesta inicial del Imarpe era un área reservada para la pesca artesanal de 10 millas marinas en el norte, 5 millas en el centro y 3 millas en el sur, acorde a las diferentes profundidades y ecosistemas marinos; y habría sido Kenyi Fujimori, que por entonces andaba fotografiando la ‘pelada’ del tío “Vladi”, quien convenció a su padre que no se complicara la vida y establezca un área reservada de 5 millas en todo el litoral.
Cierto o no la anécdota, las 5 millas marinas establecidas por D.S.017-92-PE nunca tuvo una base científica, ni menos se cumplió porque al sistema de control satelital le sacan la vuelta de diversas maneras y la fiscalización de las descargas a las plantas industriales es una verdadera ‘coladera’, de tal modo que la depredación de la anchoveta y demás recursos pesqueros no se resolverá solo con vedas, por más prolongadas que estas sean, si no se establece previamente un sistema de fiscalización eficiente y moderno.
A estas alturas, el D.S.005-2012-PRODUCE, que establece un área reservada de 10 millas marinas para la pesca de consumo, resulta ser una “aspirina” frente a la real dimensión del problema. El D.S. 005 es inconsistente en el tema de control pesquero y no considera la realidad oceanográfica de las diferentes zonas pesqueras del litoral.
Por mencionar un solo ejemplo: en el sur, a 10 millas, la profundidad del mar supera las 80 brazadas, mientras que en Chimbote, cuyo zócalo continental es más amplio, a 10 millas la profundidad del mar es apenas de 20 brazadas; entonces, una red de 100 brazadas de altura arrasa con todo lo que encuentra en el fondo marino, modificando el hábitat de muchas especies, entre ellas la anchoveta, que se acerca a la playa a desovar.
Uno de los gremios que siempre se resistió a la modernización de la fiscalización pesquera es la Sociedad Nacional de Pesquería, que cree que la anchoveta peruana debe ser de su uso exclusivo. Ellos reclaman contra las 10 millas otorgadas a la pesca de consumo, pero olvidan que su flota sí puede pescar en las siguientes 190 millas, y no solo anchoveta sino también jurel y caballa.
El mal uso de la anchoveta para hacer harina ilegal por parte de la flota de mediana escala, y la descarga no declarada de la flota industrial –como viene sucediendo en la actualidad–, es un tema de corrupción y fiscalización pesquera ineficiente, que con un poco de voluntad podría resolverse fácilmente; las plantas conserveras –la mayoría de ellas ubicadas en Chimbote– solo requieren 40 embarcaciones de mediana escala para extraer 200 mil TM de anchoveta al año, todas las demás se metieron por la ventana (previa ‘aceitada’) incumpliendo la R.M. 100-2009-PRODUCE, que establecía plazos y competencias de las Direcciones Regionales.
Aparte del ‘peloteo’ entre el Gobierno Central y las regiones pesqueras, lo que es muy preocupante y dramático ahora es la reducida cuota de pesca de anchoveta establecida por la R.M. 457-2012-PRODUCE. Si el Imarpe esta vez tiene razón al recomendar una extracción solo de 810 mil toneladas, ello significaría que en el mar más rico del mundo SE HA DEPREDADO LA ANCHOVETA, y lo que es más grave aún, sin ocurrencia del fenómeno El Niño como los de 1925, 1983 y 1998; es decir, la depredación actual y la consiguiente disminución de la biomasa de anchoveta, a diferencia de las décadas pasadas, sería exclusiva responsabilidad del hombre.
O el estudio del Imarpe no es representativo y se ha equivocado una vez más, o hemos iniciado una gran crisis pesquera en el país. En cualquier caso, valdría la pena confirmar en la práctica los estudios del Imarpe, y que Produce disponga una operación Eureka con toda la flota pesquera. Si no sinceramos las cosas, se seguirán tomando decisiones “al tanteo”.
Asimismo, creemos que ya es tiempo de que se comience a fiscalizar la actividad pesquera desde el zarpe, el descarte de juveniles y la fauna acompañante en las zonas de pesca, el control de las descargas en las plantas, la pesca con explosivos, la producción de harina y aceite, etc. etc.
Si antes del sistema de cuotas del D.L. 1084 –cuyo principal defecto es precisamente la dificultad de la fiscalización del cumplimiento de cada cuota– había “pesca negra”, imagínense lo que pasa ahora con una lancha en su propia planta, su propia balanza y el supervisor pagado por el mismo comprador. Aun así, sin las cuotas, se pescaba más de 7 millones de toneladas al año, ¿por qué ahora tendríamos que pescar menos de 4 millones? Si existe extracción ilegal y depredación es porque existe producción ilegal.
La veda de por sí no resolverá el problema. Si la fiscalización sigue como hasta ahora, entonces diagnostiquemos bien las causas del problema y no veamos solo sus consecuencias.
* Ingeniero pesquero
Exdirector regional de la Producción de Áncash