Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:33:30 pm

Duela a quien le duela (especialmente a los candidatos perdedores), con votos irreflexivos o no, es un resultado democrático que debe ser respetado. Sobre todo por los partidos políticos o movimientos independientes que con su participación legitimaron dicho proceso, y los mismos que están obligados a dar ejemplo de decencia, docencia y dignidad políticas, dando muestras del alto espíritu democrático que Áncash espera y demanda de ellos, en tiempos actuales de caos, corrupción y violencia.

Lamentablemente, un grupo de éstos, de manera irresponsable y nada digno, se resiste a obedecer el veredicto del pueblo y, en lugar de reconocer sus debilidades en la presentación de candidatos de cuestionado pasado, quiere desviar la atención de su fracaso atacando a los candidatos vencedores e induciendo a votar en blanco o a viciar el voto.

Nadie niega que dicha opción sea válida y legítima, pero en lugar de escuchar a los candidatos perdedores promoviéndola y tratando de enlodar el proceso electoral, necesitamos concentrar nuestra atención en las propuestas de los dos candidatos que siguen en competencia. No podemos dar marcha atrás, cayendo en el juego que solo beneficia a quienes han mostrado desesperación por el poder y por el manejo de los recursos, y echan mano de cualquier recurso para mantenerse en vigencia, así sea desnaturalizando esta opción democrática que, manipulada por ellos, deja de ser una acción de protesta y se convierte en una de venganza.

El tiempo que falta para definir al próximo presidente regional de Áncash es muy corto; usémoslo para escuchar a Ricardo Narváez y a Waldo Ríos exponiendo sus propuestas técnicas, programas de gobierno, políticas regionales, proyectos a mediano y largo plazo, obras prioritarias, articulación con los demás niveles de gobierno, modos de financiamiento, etc. y abrir el debate en espacios públicos, con participación de las Cámaras de Comercio, Colegios Profesionales, universidades y sociedad civil en general.

Alimentar el odio, la rencilla y la venganza política, a través del voto en blanco y viciado, no le hace nada bien a una región castigada como la nuestra, que necesita fortalecer su democracia.

* Director de la revista “La Voz del Pescador”

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