El hombre mediocre
Creado el Domingo, 27 de Noviembre del 2011 04:00:19 pm
Sin proponérselo, el escritor argentino dio en el blanco para describir parte de la personalidad de la controvertida autoridad ancashina. Si bien el “jefe de los comandos” todavía no ha golpeado directamente a alguien, sus subordinados lo ha hecho por él atacando a quien consideran su enemigo (uno de ellos el periodista del Diario Correo, Miguel Alcántara). Todo eso y su afirmación de que “los curas homosexuales con los periodistas (de Radio Santo Domingo) están en amores” solo demuestra –y confirma– su falta de tolerancia ante una crítica. Su carencia de valores democráticos y éticos. Que sigue siendo el mismo insolente de siempre. Y que le importa un bledo el cargo que tiene para comportarse como un bravucón de esquina.
César Álvarez es la primera autoridad política de Áncash y debería ser ejemplo de todos quienes vivimos en esta región, pero es todo lo contrario. No solo no sabe gobernar, pues tampoco sabe comportarse como gente, como persona civilizada. Siempre trata de humillar y arremete contra quienes no comulgan con él. Suele derramar su lenguaje tóxico en agravio de todo aquel que tenga una idea diferente a la suya. Acostumbra vapulear con su lengua viperina a los periodistas que publican las irregularidades de su gestión.
César Álvarez debería agradecerles a los periodistas independientes por descubrir y publicar cómo algunos de sus funcionarios cometen irregularidades. Es más, debería considerarlos sus aliados para combatir la corrupción. Sin embargo, solo los denigra como a los colegas de Radio Santo Domingo y también a los de otros medios.
César Álvarez cree que todavía vive en la época feudal en donde él cumple el papel de terrateniente y Áncash es su chacra. Cree que puede hacer y decir todo lo que le plazca sin que nadie tenga la posibilidad de refutarlo.
En cinco años de gobierno el “jefe de los comandos” debió, al menos, haber aprendido buenos modales, a saber tratar a las personas que piensan diferente. Pero en todo ese tiempo solo hemos sido testigos de sus exabruptos que dejan mal parados a los ancashinos. A veces da la impresión de que Álvarez estuviese en un programa de “talk show” y que se siente el principal protagonista por sus declaraciones y apariciones públicas desatinadas.
Tengo una prima que trabaja en Lima y un sobrino que estudia en la UNI que sienten vergüenza ajena por todo lo que hace y dice César Álvarez. Ambos son chimbotanos. Y, según me cuentan, cada vez que Álvarez aparece en la escena nacional no pueden evitar las críticas de sus compañeros y amigos. Estoy seguro de que la mayoría de ancashinos pasamos por lo mismo.
¿Acaso será verdad eso de que cada pueblo tiene el gobernante que se merece? Yo creo que no, que no merecemos la autoridad que tenemos. ¿Tú qué crees?