Creado el Jueves, 29 de Agosto del 2013 07:35:20 pm

Anteayer (en la época del Bush Jr., el cuestionado presidente del alcohol y las drogas) fue Afganistán, bajo el pretexto de ser el refugio del tristemente recordado Osama Bin Laden, la invadida y objeto de la demencia fundamentalista de la Casa Blanca. Nunca se le ubicó allí, es más, murió en una residencia en las afueras de la ciudad de Abbottabad, en Pakistán. Ayer nomás (entre el 20 de marzo y el 1 de mayo de 2003), le tocó a Irak. EEUU, pretextando existencia de armas químicas que jamás fueron encontradas, invadió al rico país petrolero, a pesar de que la guerra no contó con el mandato expreso del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, lo que generó que expertos del Derecho internacional condenen la guerra como invasión ilegal. Esa tragedia costó muertes por un número de 170 a los invasores y unos 6 mil a los iraquíes. El petróleo es ahora festinado por la coalición jefaturada por el coloso agresor norteño. La misma canción de siempre.

Hoy se hace inminente la invasión a Siria. Las potencias occidentales podrían atacar al país árabe en los próximos días, es lo que se dice desde Estados Unidos y sus aliados, para castigar a su presidente Bashar al-Assad por un ataque con gas letal que causó la muerte de cientos de civiles la semana pasada. Aquí lo preocupante es la posibilidad de una incursión militar y a ello se sumó la incertidumbre de los inversores sobre un inminente recorte a un programa de estímulo económico de la Reserva Federal de Estados Unidos, que amenaza con reducir la liquidez en los mercados globales. En toda América Latina cunde el pánico, que más bien es el efecto especulativo de los poderosos de la BVNY para darle fuerza a la moneda estadounidense.

Mientras ello ocurre en el mundo, afectándonos continentalmente, los cables indican que “en Perú, la intervención oficial en el mercado de cambios contrarrestó un poco los efectos de la aversión al riesgo y así el sol cotizó al finalizar la jornada en 2,812 unidades por dólar, con un leve retroceso del 0,07 por ciento. Mientras, el índice general de la bolsa limeña cayó un 2,07 por ciento, a 16.506,57 puntos”.

La situación es nada grata para el crecimiento económico que venimos experimentando, esto contrae la demanda interna a lo que debemos sumarle el aumento del Índice de Precios al Consumidor y la pérdida de capacidad adquisitiva de la población, indicador éste que ya viene preocupando seriamente y frente a lo cual fuentes oficiales nos indican que “la gran ventaja es que los exportadores se ven beneficiados”.

Solo nos preguntamos frente a ello: ¿esos exportadores comparten su riqueza con quienes son el principal motor generador de esa riqueza?; la respuesta sería interesante escucharla de boca de los agroexportadores, así como de las compañías mineras. Pero además ¿qué de quienes, ganando en soles tienen que gastar en dólares para pagar viviendas, deudas, automóviles u otros equipos necesarios para su cotidiana labor?

Concluimos esta nota apuntando nuestra pluma hacia el norte, a mi juicio, el principal enemigo de la paz y seguridad mundial.

José Cedeño León

Docente Principal de la Universidad Nacional Intercultural de la Amazonía

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Foto: www.nacion.com

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