Papa Francisco: “Donde hay demasiado yo, hay poco Dios”
Creado el Domingo, 23 de Octubre del 2022 06:42:51 am | Modificado el 02/08/2024 11:00:18 am
Antes del rezo del Ángelus, el papa Francisco reflexionó sobre la parábola del fariseo y el publicano y dijo que “donde hay demasiado yo, hay poco Dios”.
“El evangelio de la liturgia de hoy nos presenta una parábola que tiene dos protagonistas, un fariseo y un publicano, es decir, un religioso y un pecador declarado”.
Sobre la acción de quien sube a orar, explica el santo padre que “este aspecto recuerda muchos episodios de la biblia, en los que para encontrar al Señor se sube a la montaña de su presencia: Abraham sube a la montaña para ofrecer el sacrificio; Moisés sube al Sinaí para recibir los mandamientos; Jesús sube a la montaña, donde se transfigura”.
“Subir expresa la necesidad del corazón de desprenderse de una vida plana para encontrarse con el Señor; de levantarse de las llanuras de nuestro ego para ascender hacia Dios; de recoger lo que vivimos en el valle para llevarlo ante el Señor”, afirmó.
Y luego reflexionó sobre el segundo movimiento de la parábola: “bajar”. Indicando que para experimentar en la oración el encuentro con Dios, también es necesario “descender dentro de nosotros mismos: cultivar la sinceridad y la humildad de corazón, que nos permiten mirar con honestidad nuestras fragilidades y nuestra pobreza”.
El sucesor de Pedro insistió en que “la humildad nos hacemos capaces de llevar a Dios, sin fingir, lo que somos, las limitaciones y las heridas, los pecados y las miserias que pesan en nuestro corazón, y de invocar su misericordia para que nos cure y nos levante. Cuanto más descendemos en humildad, más nos eleva Dios”, aseveró.
Contrastando el comportamiento de los dos personajes de la parábola resalta como el publicano “se pone humildemente a distancia, pide perdón y el Señor lo levanta”.
En cambio, el fariseo “se exalta a sí mismo, seguro de sí mismo, convencido de que está bien: de pie, se pone a hablar con el Señor sólo de sí mismo, alabándose, enumerando todas sus buenas obras religiosas, y desprecia a los demás”.
La actitud del fariseo, el obispo de Roma la denomina “orgullo espiritual: te lleva a creerte bueno y a juzgar a los demás. Y así, sin darte cuenta, adoras a tu propio yo y borras a tu Dios”.
El pontífice invitó a los fieles a examinar de manera personal "la presunción interior de ser justos" que como el fariseo “lleva a despreciar a los demás”.
Además, exhortó a cuidarnos del narcisismo y del exhibicionismo, “basado en la vanagloria, que también nos lleva a nosotros los cristianos, a nosotros los sacerdotes, a nosotros los obispos, a tener siempre la palabra "yo" en los labios: yo hice esto, yo escribí aquello, yo dije aquello, yo entendí aquello, etc. Donde hay demasiado yo, hay poco Dios”.
Finalmente, rezó la oración del Ángelus pidiendo la María Santísima su intercesión: “la humilde esclava del Señor, imagen viva de lo que el Señor ama realizar, derrocando a los poderosos de sus tronos y levantando a los humildes”. (L.U. – RSD Noticias).