Creado el Jueves, 7 de Julio del 2011 03:19:09 pm

Cuenta la historia que un hombre guardaba muchos resentimientos. Un sacerdote le dio un saco y le dijo: "Cada vez que tengas un resentimiento nuevo echa una piedra pesada en el saco, como símbolo de ese resentimiento. Ora por el que te hizo daño y sigue adelante." El corazón del hombre se hizo tan liviano, como el saco, que tenía en el fondo, ¡un gran agujero!

Esto tiene gran verdad, puesto que vemos en la sociedad cuanta gente deambula por las calles resentida por los golpes de la vida, debemos tener muy en claro que no hemos nacido para sufrir siempre, si hay sufrimientos que son momentáneos, esos sufrimientos en vez de hundirnos, nos deben llevar a crecer, porque las experiencias de la vida son momentos que nos sirven para repensar nuestro camino.

Creo que una de las grandes dolencias de la persona se encuentra en su lado interior, cuando le cuesta asumir y llevar con entereza las cosas de la vida, se encierran en su mundo y piensan que no hay solución. Muchas personas guardan resentimientos por tanto tiempo que no les permite llevar la vida con optimismo y eso se nota generalmente en sus rostros.

Los cristianos debemos tener en cuenta que si hay solución para las dificultades, todo lo podemos en poder salvador y sanador de Cristo Jesús, que no quiere el mal del hombre, sólo en él se encuentra nuestra fortaleza ante una situación triste en que se pueda encontrar, confíe en Dios, el tiene el poder para liberarlo, de enseñarle a perdonar de corazón, de animarle en su vida, en otras palabras de sanar sus heridas interiores.

¡Que Dios nos sea propicio!

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