EDITORIAL SODOMCO: ¿por qué la gente sigue a Jesús nazareno?
Creado el Martes, 11 de Junio del 2019 12:20:55 pm
Un negro venido de Angola pinta la imagen del crucificado y forman una cofradía en Pachacamilla, en las afueras de Lima. Se reunían en la pequeña capilla, marginados de toda esa sociedad de los grandes, celebraban la vida y veían en el crucificado su misma vida de sufrimiento, alegría, fe y esperanza de una vida mejor.
El terremoto de 1651, no les quitó la fe y la esperanza. Cuando les querían derribar el muro donde estaba la imagen del crucificado, Jesús quiso quedarse con ellos. El 20 de octubre de 1680, un violento terremoto sacude Lima. El muro no cayó y sale la primera procesión. Eran los pobres, como los de hoy, multitudes que lo siguen. Su fe se centra en Cristo, porque su amor es trinitario. El PADRE MISERICORDIOSO, que crea un mundo maravilloso y bello, para que cuidemos la casa común. Su hijo Jesús, que nos ama y entrega su vida para que seamos libres. Es en la cruz que extiende sus brazos hacia todos para darnos un abrazo de hermanos y hermanas. Ese amor tan grande se manifiesta en la fuerza del Espíritu Santo que nos ayuda a caminar y hacer realidad de su reino de amor, justicia y paz, donde no exista más racismo y trata de personas.
Todos somos Iglesia, como pueblo de Dios, seguimos al Nazareno que camina por nuestras calles y plazas, ciudades y pueblos, se congregan porque Él quiere el mayor milagro: nuestra conversión, un cambio de vida de discípulos y misioneros que se congregan para compartir el amor a Dios y al hermano, que se solidarizan con el enfermo, con el niño y niña, con el joven, mujer y varón y el anciano, que sufren.
Allí están las multitudes de pobres que creen en el Señor de la vida y de la historia, que expresan: Señor si tú quieres has que yo vea, que sane de mis dolencias, que tenga trabajo, que mi hogar vaya mejor, que me paguen un justo salario, que quienes gobiernan se preocupen por la salud, la educación, la defensa de la tierra y del agro, el cuidado de la creación. Que los políticos se conviertan y piensen en nosotros, los pobres para mejorar nuestra calidad de vida.
Son los pobres que siguen a Jesús, con sus velas, indicándonos que Jesús es Luz. Y que quien camina en su luz rechaza las tinieblas de la corrupción y del temor. Allí van las mujeres con su incienso, como un gesto de reconocimiento que Él es el Dios de la vida y de historia que acompaña a su pueblo y que nos invita a ser más solidarios, transparentes. Junto a Él está su madre María, para recordarnos que ella guardó y practicó su Palabra de vida, es la madre de todo ese pueblo pobre que lo sigue y que en el discípulo amado, Juan, nos hace hijos suyos, de una Iglesia que quiere ser samaritana, para vendar las heridas, para reconciliarnos unos a otros, para no ser cómplices de la obras de la carne: la impunidad y división, sino para dejarnos guiar por el Espíritu de la amabilidad, magnanimidad, tolerancia y búsqueda de la verdad, para construir un país con fe y esperanza.
*Fray Héctor Herrera
Director de Radio San Martín de Arequipa
Foto: La Prensa
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