LA COLUMNA DEL DÍA | ¿Qué modelo de agricultura necesitan el Perú y sus regiones?
Creado el Martes, 18 de Junio del 2024 01:51:09 pm
A pocos días del 24 de junio, fecha en la que en el Perú se hace un justo homenaje a los hombres y mujeres que dedican su existencia a cultivar la tierra para alimentarnos, es tal vez la mejor oportunidad para reflexionar sobre el modelo de agricultura que necesitan el Perú, sus regiones y sus comunidades.
Cuando estudiamos la historia del Perú en la primaria, secundaria y en la universidad, nos quedamos maravillados con los análisis de los historiadores y cronistas que, a partir de las evidencias, reconstruyen la vida en las culturas preincas y, especialmente, en el Imperio Incaico, donde la principal política pública era la agricultura. Por eso encontramos en Cusco, en Áncash, en Cajamarca, en Nazca, en Huánuco y en muchas zonas del país evidencias de andenería, de uso de abonos orgánicos, de zonas de domesticación de especies, de canales, reservorios y obras hidráulicas que ponían en el centro de la obra pública de esa época a la agricultura, sin usar ningún químico.
Las evidencias son irrefutables: en el Incanato había previsión y suficiencia alimentaria. Nunca faltaron alimentos, porque en los buenos años se guardaba la producción en las colcas o tambos, para usarlos en los periodos de complicaciones climáticas y para abastecer al ejército del Inca.
Sin embargo, ahora, a pesar de que hace varias décadas un grupo de empresas transnacionales que prometía acabar con el hambre en el mundo, promovió un modelo de una supuesta “agricultura tecnificada” con semillas llamadas mejoradas, semillas transgénicas y paquetes de agroquímicos y fertilizantes sintéticos, elaborados a partir del petróleo y otros productos tóxicos; que lamentablemente no ha logrado resolver el problema del hambre en el mundo; pero si ha logrado promover una maquinaria comercial que ha generado dependencia de muchos agricultores, sobre todo de la zona costa del Perú, pensando que es la única forma de tener mejores rendimientos y obtener más ganancias; cuando en la mayoría de veces, las ganancias solo sirven para pagar deudas a los prestamistas y a las tiendas de agroquímicos. Y lo peor es que de los campos salen productos con altos contenidos de venenos, dañinos para la salud de las personas.
Por ello, desde mi experiencia en la realidad del campo y la constatación en América Latina y en muchos países del mundo, y como hoy lo recomienda la FAO, el modelo de agricultura para el presente y para el futuro es la agricultura ecológica u orgánica, o por muchos llamado agricultura sostenible, como se denomina en el ODS n.° 2 de las Naciones Unidas: “Hambre cero y agricultura sostenible”.
La agricultura ecológica se sustenta en el uso de los recursos e insumos locales existentes en las chacras, valles, comunidades o cuencas, donde por ejemplo los abonos orgánicos se elaboran a base de estiércol de cualquier crianza (vacas, ovejas, cuyes, gallinas, etc.), mezclado con rastrojos, hojas y restos orgánicos de la cocina, enriquecidos con fosfato, arcillas, cáscara de huevos y otros insumos locales; como también se elaboran biofertilizantes líquidos y biopreparados para el control de plagas y enfermedades.
Y, por supuesto, la agricultura ecológica se nutre de la ciencia y tecnología y de experiencias de muchos investigadores nacionales y de otros países, que se adaptan a la realidad de cada localidad. La agricultura ecológica revalora la tecnología ancestral, pero aprovecha los avances tecnológicos como el riego tecnificado y el uso de energías limpias.
Como sabemos, los países europeos, EE. UU., Japón y la mayoría de países a los que exportamos alimentos, ahora solo quieren comprarnos productos orgánicos y devuelven todo el cargamento cuando encuentran restos de agroquímicos.
Por ello, cada día hay mayor consenso que la agricultura ecológica es la agricultura de la vida, que cuida la salud de los seres humanos, de los suelos, de las chacras familiares campesinas, de las cuencas y del planeta en su conjunto. La agricultura ecológica, orgánica o biológica es una real alternativa para producir alimentos saludables en el Perú y en el mundo entero.
* Gabriel Mejía Duclós es ingeniero agrícola con especialización en ingeniería de recursos agua y tierra, 25 años de experiencia en gerencia y dirección de instituciones públicas y privadas vinculadas al desarrollo social, económico y gestión ambiental, ex candidato a la Gobernación Regional de Áncash.