LA COLUMNA DEL DÍA | La cercanía de Francisco y Giovanni
Creado el Martes, 6 de Mayo del 2025 10:45:56 pm

En un periodo de multicrisis global, especialmente en el Perú de las últimas décadas, donde vivimos un proceso acelerado de deterioro de la institucionalidad democrática, de desconfianza en las instituciones y en los gobernantes, de pérdida de valores y, en general, de deshumanización, qué difícil es encontrar autoridades o personas públicas cercanas a la gente. Muchas veces es como buscar una aguja en un pajar.
Poco a poco, hemos ido perdiendo las expresiones y prácticas cotidianas de solidaridad, de ayuda mutua, de honradez y hasta de sentido común.
La abierta promoción de una sociedad consumista, donde priman las ganancias y la acumulación de bienes y dinero, ha ido construyendo una sociedad del descarte y la indiferencia… del usar y botar, y no solo bienes materiales. También hemos llegado al extremo de que un sector minoritario, por su poder económico y político, cree que hay grupos humanos descartables, entrando en un peligroso conflicto moral, de dignidad y de vulneración de los derechos humanos.
En pleno siglo XXI, es intolerable que migrantes, personas en situación de pobreza, ancianos, comunidades indígenas o minorías de marginados sean tratados muchas veces como una carga social, como problemas que hay que resolver, invisibilizar, excluir o hasta eliminar. La lógica mercantilista que maximiza beneficios ha contaminado el modo en que vemos a los seres humanos: ya no como fin supremo de la sociedad, sino como un medio. Si no produce, si no consume, si no aporta a la maquinaria económica, se convierte en descartable, lo que es indignante e inmoral.
Frente a esta realidad, hay experiencias de vida que nos invitan a mirar el mundo desde otra perspectiva. Sin duda alguna, un ejemplo aleccionador es el papa Francisco, quien desde el inicio de su pontificado optó por una vida sencilla y austera, renunciando a lujos innecesarios. Sus gestos, palabras y acciones denunciaron con claridad la cultura de la exclusión y el descarte, al tiempo que promovió una “cultura del encuentro”, basada en la dignidad, la cercanía y la justicia.
Del mismo modo, en Chimbote tenemos el ejemplo de vida del padre Giovanni Sabogal, quien siempre vivió y caminó junto a su comunidad. Su compromiso con la población y los más humildes no fue solo pastoral, sino profundamente humano, tal como lo evidenció en la pandemia. Él eligió el servicio, la cercanía a los jóvenes y a las familias. Su entrega cotidiana demostró que otra forma de vida sí es posible.
En ese contexto, es urgente repensar nuestras prioridades como sociedad. Necesitamos una cultura del encuentro, de la cercanía con la población, y donde la dignidad humana no esté sujeta a la lógica comercial o a las disputas o reparto mercantilista del poder. Necesitamos construir un modelo social, económico y político que ponga en el centro la vida y el bienestar de la población, y no el mercantilismo que destruye la convivencia armoniosa entre los seres humanos y la casa común.
* Gabriel Mejía Duclós es ingeniero agrícola con especialización en ingeniería de recursos agua y tierra, 25 años de experiencia en gerencia y dirección de instituciones públicas y privadas vinculadas al desarrollo social, económico y gestión ambiental, excandidato a la Gobernación Regional de Áncash.
