Crónica: la ruta de la interoceánica norte centro recorrida por RSD
Creado el Jueves, 3 de Agosto del 2017 07:10:13 pm
Recorrer el Perú es una experiencia única. El Perú es tan grande y accidentado que se necesitan varios días para conocer apenas una porción de su territorio. El Perú ofrece todo en un mismo lugar: costa, sierra y selva. En la noche se tiene que soportar un frío gélido a 4 mil 200 metros de altura en la sierra de Sihuas, en Áncash, y en la tarde el cuerpo debe aguantar una temperatura que supera los 35 grados en la selva del Padre Abad, en Ucayali. En la mañana se puede viajar por una trocha con temor a caerse a un abismo y al mediodía se puede cruzar uno de los ríos más caudaloso del mundo para continuar con el viaje. El Perú es sencillamente adrenalínico.
Todas esas sensaciones es lo que ha experimentado un grupo de intrépidos viajeros durante cuatro días. La excusa perfecta ha sido la promoción de la Carretera Interoceánica Norte Centro que pretende unir turística y económicamente las regiones de Áncash, Huánuco, San Martín y Ucayali hasta llegar a Brasil. La idea es que el cacao de Nuevo Progreso, en San Martín, se consuma en la costa y que desde Chimbote se transporte el pescado más fresco a la ciudad de Tingo María, en Huánuco. Pero no solo eso, otro de los objetivos es que las miles de toneladas de café y cacao que se producen en la selva peruana se exporten por el puerto de Chimbote.
Durante el viaje ha sido emocionante y nostálgico ver cómo las pequeñas y grandes ciudades se esfuerzan por mostrar lo mejor de su tierra. Mientras la municipalidad de Nuevo Chimbote exhibía orgullosa el cebiche de anchoveta y la causa de Vinzos para los turistas, a cientos de kilómetros de allí el Gobierno Regional de Ucayali también ofrecía un cebiche, pero preparado con doncella (pez) macerada en jugo de cocona. Una delicia que merece la pena repetir todos los días. Y lo decimos los costeños del norte centro que hemos consumido cebiche toda la vida.
Uno de los deliciosos manjares que hemos descubierto los citadinos ha sido la arricacha picada en cuadritos (tubérculo con forma de yuca) acompañada con una buena presa de cuy y un puñado de ensalada de cebolla rosada, el plato bandera del distrito de Cholón en la región Huánuco.
“El turismo es una buena oportunidad para integrarnos y sacar del subdesarrollo a nuestros pueblos. Todos los alcaldes provinciales y distritales debemos mirar al futuro y hacer realidad esta carretera interoceánica”, explicaba el alcalde de Sihuas, Uldarico Cisneros, durante la primera parada de la caravana turística. En la Plaza de Armas de Sihuas los niños se lucieron con las danzas de los pastorcitos de Navidad y el baile de los arrastraponcho. Además, un potente plato de garabamba (sopa a base de trigo, habas y chancho) fue suficiente y necesario para recuperar energías luego de siete horas de viaje.
Cuando uno viaja por lugares que nunca ha caminado o conocido es imposible conciliar el sueño en el auto. Desde la ventana se puede observar a las montañas que parecen tocar el cielo, los árboles que hacen vibrar sus hojas como si aplaudieran ante la presencia del extraño visitante y los abismos tan grandes que ya no se puede divisar la tierra. Cuando se viaja también se puede sorprender con la música de don Gregorio Correa (67), un chiroco que armó la fiesta en plena noche solo con su bombo y su flauta.
Mientras don Gregorio tocaba, sus paisanas de Santa Rosa de Oso (Huánuco) repartían café para mitigar el cansancio de los viajeros. “Me siento muy contento de que hayan venido a nuestra tierra. Queremos que nos conozcan”, decía don Gregorio a modo de súplica.
Para pueblitos tan alejados y recónditos como Santa Rosa de Oso es importante la construcción de una carretera (Sihuas – Huacrachuco – Uchiza es solo trocha) que es como una suerte de salvavidas de la pobreza. No hay transporte público y los habitantes deben pagar elevados precios para sacar sus productos hasta la costa de Áncash. Gente como don Gregorio solo quiere que los visibilicemos y que sepamos que existen, que también son peruanos y que merecen mejores condiciones de vida.
La segunda travesía interoceánica ha servido para ratificar la necesidad de mejorar las vías de comunicación que son como las arterias que oxigenan y dan vida a nuestro territorio. Por ejemplo, en el distrito de Uchiza (San Martín) hace falta colocar un puente para pasar el río Huallaga. Los vehículos de carga pesada y de transporte público deben cruzar el río en balsas, no hay otra forma. Solo así se puede saltar al otro lado de la orilla para llegar al distrito de Nuevo Progreso que ya está conectado con la carretera Fernando Belaunde Terry.
“Necesitamos la carretera interoceánica para llegar a la costa del Perú (Chimbote) e integrarnos turísticamente y económicamente. Nosotros somos grandes productores de cacao y café. Necesitamos sacar nuestros productos por el puerto de Chimbote para abaratar el costo de los agricultores. Debemos unirnos todos los alcaldes”, explica el alcalde de Nuevo Progreso, Sister Valera.
El viaje ha provocado muchas primeras veces para algunos viajeros de la caravana turística. Ha sido la primera vez que hemos realizado un recorrido de cuatro días, la primera vez que hemos sentido soroche por la altura, la primera vez que hemos visto cientos de árboles de plátano juntos a un costado de la carretera y la primera vez que hemos probado el famoso juane en San Martín, el verdadero juane con carne de gallina de chacra, tal como lo enfatiza la señora María. “El juane es un plato típico de toda la selva. Aquí comemos juane todos los días como ustedes el cebiche en la costa”, comenta doña María.
La selva es bella y alucinante. Solo hay que desviarse por la carretera Federico Basadre y en el kilómetro 182 uno se chocará con el “Boquerón del padre Abad” para mirar como de sus entrañas nace el “Velo de la Novia”, una catarata de cien metros de caída de agua con ocho metros de ancho que desemboca en el río Yurac Yacu. Esta joya de la provincia del Padre Abad en la región Ucayali es visita obligada de los turistas.
La historia cuenta que la catarata es producto del llanto de una novia indígena cuyo novio murió en batalla justo el día de su boda. El agua es cálida y transparente, se puede bañar sin ningún tipo de peligro. Algo similar se puede hacer en el río Aguaytía donde se puede pasear en canoa y ver como el sol naranja se esconde debajo de un soberbio puente de metal.
“En Ucayali tenemos muchos recursos turísticos y productos que ofrecer a los turistas. Es hora de integrarnos todas las regiones del norte centro para tener mejores posibilidades económicas. Por ejemplo, a nosotros nos resultaría más rentable sacar nuestros productos por el puerto de Chimbote”, señala el gerente de la Gerencia Territorial del Gobierno Regional de Ucayali, Miguel Yanto.
La selva también es enigmática y exótica. Su gente es alegre y abre los brazos al visitante como lo ha hecho un grupo de jóvenes con los viajeros que llegaron hasta la plaza de armas de Tingo María en Huánuco. Trajes típicos de la zona y un baile ancestral detonaron la fiesta en esa parte del Perú. Bailar con los y las tingaleses ha cansado más que el recorrido por toda la interoceánica. El baile ha servido para conocernos más entre peruanos y para estrechar lazos fuertes de amistad.
“La finalidad de este viaje ha sido promover el circuito turístico de la carretera interoceánica. En esta segunda experiencia hemos llegado hasta Aguaytía, en Ucayali, pero el objetivo principal del próximo año será llegar hasta Brasil”, sostiene el operador turístico de Doble Tracción Perú y promotor de la carretera interoceánica, Ciro Zúñiga. Solo falta asfaltar 174 kilómetros de vía para conectarse con Cruzeiro do Sul en Brasil.
Más de veinte camionetas con empresarios, trabajadores públicos, profesionales y jóvenes aventureros han participado de esta experiencia inolvidable. Todos ellos han recorrido 1.700 kilómetros de carretera que unen las regiones de Áncash, Huánuco, San Martín y Ucayali. Si el proyecto se hace realidad se beneficiarán más de tres millones de habitantes de 45 provincias y 333 distritos. Las cuatro regiones tienen de manera conjunta a 14 congresistas que podrían impulsar este corredor turístico con la finalidad de mejorar las condiciones de vida de los peruanos de la zona norte centro.
Con el proyecto se beneficiarían desde el gran productor de cacao o pescado hasta las nativas de Tingo María que venden llaveritos y pulseras elaborados con pepitas de aguaymanto. Podríamos ver a don Gregorio Correa ofrecer su música a los chimbotanos cuando pasen por su natal Santa Rosa de Oso o un chimbotano podría llegar más rápido hasta Ucayali para mirar absorto el “Velo de la Novia” en Ucayali.
El turismo no solo sirve para impulsar la economía, también es una herramienta para el intercambio cultural de nuestros pueblos y para generar un sentido de pertenencia con la tierra que nos brinda todo a cambio de nada.
Edwin Azaña Alejos