LA COLUMNA DEL DÍA | La salud mental: tan importante como la salud física
Creado el Viernes, 18 de Agosto del 2023 05:46:32 pm
Hoy quiero comentarles de un tema del cual no soy especialista, ni tiene mucho de técnico, pero considero que es necesario visibilizarlo para llamar la atención de los que sí son especialistas, de las autoridades y de la población en general.
Cuando nos encontramos con alguien, solemos comentar el estado físico con expresiones como “¡estás gordo!”, “¡has adelgazado!”, “¡te veo bien!”, etc. Lo más común es fijarse en el aspecto físico, en lo que se ve y es evidente.
Me ha pasado que algunos conocidos me ven caminando y, sabiendo que hace un tiempo estuve hospitalizado, me dicen “¡qué bueno que ya estés bien!” o “¡me alegra que hayas mejorado!”. Por supuesto que agradezco sus buenas vibras; sin embargo, es complicado explicarle a cada persona que hay padecimientos físicos que no se ven a simple vista, que aun cuando caminas y hablas, convives con alguna enfermedad.
Al parecer, tenemos internalizado que quien padece una enfermedad tendría que verse postrado o sangrando, cortado o golpeado; de no ser así, se asume automáticamente que esa persona goza de buena salud, que está bien. Si en la salud física no siempre se visualiza si alguien padece una enfermedad, ¿se imaginan cuán invisible es una enfermedad mental? Bajo esa premisa, saber quién la padece sería imposible si no aprendemos a observar.
Comento esto porque, ni bien desperté, vi que las noticias resaltaban que una adolescente de 15 años se había quitado la vida y que, al parecer, nadie lo vio venir. Lamentablemente, casos como ese, que ahora se hacen noticia, suceden a cada rato, pero muchas veces no se hacen público.
Creo muy importante visibilizar el problema de la salud mental porque, a lo largo de mi vida, me he encontrado con estudiantes, amigos y conocidos que sufren de ansiedad, depresión o alguna otra alteración de su estado emocional o mental, sin que siquiera su familia lo sepa. Las personas que logran suicidarse no lo hacen de un momento a otro, pasan por un proceso que no es advertido por familiares o amigos porque no sabemos ver más allá de lo evidente, porque priorizamos el aspecto físico.
No les cuentan por vergüenza, o porque no quieren preocuparlos, o simplemente porque sienten que no serán comprendidos y que solo les darán una palmada, les dirán que no se pongan tristes, que todo saldrá bien, pero que luego serán juzgados y, más aun, tildados de locos. La ansiedad y la depresión, al igual que otras enfermedades, no distinguen género ni clase social; para enfrentarlas, hay que asumirlas, y para que ello suceda hay que fijarnos bien y comprender cómo ayudar a las personas que la padecen para que rompan con los prejuicios que muchas veces se lo impiden.
Ya no es novedad que si a alguien le dicen que está gordo o flaco, o si él mismo o ella misma se saben en no muy buen estado físico, inmediatamente asisten a un gimnasio. Pero, ¿cuántos de los que sienten que su estado emocional o mental no está bien asisten a un psicólogo o a un psiquiatra? No hacen falta las estadísticas para saber que muy pocos. Subsiste el absurdo prejuicio de que a estos profesionales de la salud mental solo van los ‘locos’.
Hace tiempo leí que al menos el 75 % de la población latinoamericana padece de alguna enfermedad mental, porque muchos las podríamos estar padeciendo, sin saberlo. Por eso es necesario establecer políticas públicas, medidas educativas que cambien estos conceptos errados, para entender que ir al psicólogo o al psiquiatra es lo mismo que ir al urólogo, al ginecólogo, al neurólogo o a cualquier otro médico. La salud mental es tan importante como la salud física; es más, a la luz de nuevas investigaciones se dice que nuestra mente puede enfermar nuestro cuerpo. Siendo así, ¿qué esperamos para preocuparnos de este problema?
Como señalé antes, es urgente que las autoridades establezcan políticas públicas, que en las instituciones educativas se trate el tema y que la comunidad aprenda a observar a sus amigos, a su entorno cercano, para ayudar no como especialista, sino al menos escuchando y refiriendo a quien sí puede prestar ayuda. Tal vez de esta manera, progresivamente, podamos salvar algunas vidas. ¿Usted qué opina?
* Miguel Arista Cueva es docente y abogado. Consultor, conferencista, especialista en gestión pública, educación y derecho administrativo. Fue director regional de Educación de Áncash y del Colegio de Alto Rendimiento de Cajamarca.