LA COLUMNA DEL DÍA | LA RELACIÓN CON LA MATERIA O LA RELACIÓN ENTRE PERSONAS
Creado el Jueves, 20 de Abril del 2023 01:10:42 pm
No entienden que el hombre no es solo tiene una relación con la materia que transforma sino también tiene una relación con los otros seres humanos que trabajan con él. No entienden que las relaciones entre los trabajadores pasan por la cultura, es decir, la libertad con sus implicancias éticas. Juan Pablo II lo expresa de la siguiente manera:“Con su trabajo el hombre ha de procurarse el pan cotidiano, contribuir al continuo progreso de las ciencias y la técnica, y sobre todo a la incesante elevación cultural y moral de la sociedad en la que vive con sus hermanos” (Inicio de la encíclica “Laborem Exercens). Trabajando el hombre se hace mejor o peor, éticamente hablando, en su encuentro con los otros trabajadores.
Jürgen Haberamas es el filósofo que tenía más influencia en al segunda aprte del siglo XX. El punto central de crítitica a Marx, se refiere a la relación que establece entre el desarrollo de las fuerzas productivas y la esfera de las relaciones humanas como dos relaciones interrelacionadas, pero irreductibles la una a la otra. Para Marx, ambas aparecen como dos caras de un ismo proe©so. Jürgen Habermas aclaró la distinción fundamental entre trabajo y acción comunitaria, superando en el materialismo histórico la reducción de las relaciones de producción a la dimensión de las fuerzas productivas. El desarrollo de las fuerzas productivas puede ayudar a la liberación moral del hombre, pero no la causa por sí mismo, ni siempre la ayuda.
Para el marxismo no importa si el cambio se realiza por hombres que viven la hermandad o si se hacen con egoísmo. Cuando el comunismo fracasó las altas autoridades, nacidas y educadas en el sistema, se nombraron a sí mismos dueñas de las nuevas empresas capitalistas. Los más importantes opositores a los propietarios se convirtieron en los nuevos propietarios. El comunismo produjo un hombre viejo. También la conducción burocrática de la economía por parte del sistema político a favor de una economía de mando, resulta incapaz de movilizar las fuerzas del hombre.
El sociólogo Ralf Dahrendorf observa que las instituciones de la libertad (las elecciones, los tres poderes del Estado y la economía del mercado) son como estructuras de vidrio y hormigón a las que nos hemos acostumbrados, pero en los que no es fácil encontrar un sitio familiar y acogedor. No ofrecen un sentimiento de pertenencia moral. Faltan estructuras y ligaduras más profundas que unen a las personas por medio de los valores éticos. Además, el capitalismo avanzado ha dado un carácter ideológico a la ciencia y la técnica para eliminar la dimensión moral de la sociedad. Esta nueva ideología de la vida indica que los grandes valores son las necesidades materiales. La buena vida dependería entonces solo del desarrollo de la ciencia y la técnica. Se considera que cualquier problema que se presenta es por falta de desarrollo de la tecnología. La masa se olvida de la ética, es decir, de las buenas relaciones entre las personas, la amistad. También se pierde el sentido de la política como servicio al ser humano. La política se convierte en técnica y el Estado obedece a los grandes monopolios. Los planes de estudio elaborados en los Ministerios de Educación eliminan el arte, la ética y la religión. Sin arte el ser humano será un autómata y sin ética no sabrá convivir con otros.
Para el socialismo la materia transforma al ser humano sin que el ser humano se da cuenta. De la misma manera el Estado impone su ideología en la educación. Para el liberalismo no se puede hablar de valores porque cada uno vive como quiera, la libertad negativa. Alan Badiou llamaba “una sofística que devasta” a la teoría que afirma que no se puede unir personas alrededor de una idea positiva del bien. Martha Nussbaum señaló que la filosofía de la neutralidad de los gobiernos, esta libertad negativa, ha sido particularmente negativa para las familias y sobre todo para la educación de los hijos.
Las dos ideologías se consideran autónomos y definen el bien en función del desarrollo material, promovido por el individualismo o por la dictadura.
Sin embargo, la definición de la buena vida, de la realización de la moral no puede hacerse desde la racionalidad técnica, sino desde la comunicación moral entre las personas.