LA COLUMNA DEL DÍA | Educar más para limpiar menos
Creado el Sábado, 1 de Julio del 2023 02:02:38 am | Modificado el 01/07/2023 11:10:41 am
Al iniciar su gestión, el alcalde de Nuevo Chimbote se inauguró con un contingente de personas barriendo algunos sectores de la ciudad. Esto, por supuesto, fue aplaudido, puesto que no se había visto anteriormente tal despliegue y publicidad. Después de aquella vez, tanto la frecuencia como la cantidad de personas movilizadas disminuyeron, pero de vez en cuando se vuelve a hacer. No sabemos si es una campaña, un programa, o si forma parte de una política municipal, o si será permanente o temporal.
El barrido de calles es una acción que mata varios pájaros de un solo tiro. Por un lado, justifica el cobro del arbitrio municipal por “barrido de calles” que usted paga anualmente junto con los conceptos de “recojo de basura”, “seguridad ciudadana” y” parques y jardines”. Por otro lado, se limpian las calles y, por último, sirve para darle “chambita” a quienes apoyaron la campaña electoral.
No podemos dejar que las calles estén sucias, en eso no hay discusión. Pero, ¿es una medida eficaz y suficiente para mantenerlas limpias?, ¿se ha hecho una evaluación del impacto de la actividad?, ¿cuántas horas dura limpiar las calles?, ¿cuánto personal se necesita en simultáneo para que las calles permanezcan limpias?, ¿cuánto le cuesta al municipio el barrido actual y cuánto le costaría para hacerlo más eficiente?
Se entiende que barrer las calles no consiste en barrer la arena, como vi algunas veces, ya que de por sí Nuevo Chimbote es polvoriento. Se supone que se implementa el barrido de calles porque han sido ensuciadas, porque se arroja desperdicios, o la basura no se saca a tiempo, aunque también sucede que el recolector no respeta su horario y que los perros abandonados buscan saciar su hambre y rompen las bolsas.
Respetar los horarios de recojo de basura es un tema que le corresponde resolver, exclusivamente, a la municipalidad, sea mejorando su logística, programación o control. No arrojar basura en la calle es una responsabilidad compartida. Cierto es que nadie debe echar desperdicios o basura en la calle; hay que esperar o hay que buscar un contenedor de basura que no hay, porque no ponen, o los pocos que pusieron fueron robados o están deteriorados. Bueno, entonces hay que llegar a un lugar donde podamos arrojarla sin ensuciar.
Muchos dirán, entre otras cosas, ¡son unos cochinos!, ¡cómo se van a robar o malograr los contenedores de basura! Pero pocos se preguntan ¿por qué sucede esto?, ¿por qué ensuciamos las calles? Si no se arrojara basura, las calles no se ensuciarían, o se ensuciarían menos, y usted pagaría menos, y el municipio gastaría menos y podría usar ese dinero en otra necesidad. Entonces, ¿qué hacer para mejorar? ¿Barremos más? La respuesta es sencilla: educar y culturizar. La implementación es compleja porque toma tiempo y, lo más difícil, requiere visión y decisión política del alcalde del distrito, que es el que más plata tiene en la costa de Áncash, pero a quien, desde mi experiencia, no le interesa la Educación.
En una opinión anterior, cuando sostuve que los alcaldes son como los malos padres, demostré que los municipios tienen funciones compartidas en Educación que no les ha interesado cumplir. Si se quiere mejorar el ornato y la limpieza de la ciudad, es necesario trabajar a mediano y largo plazo; aunque esta medida no dé resultados inmediatos para las fotos, sí puede ser efectiva para que se internalice que no debemos ensuciar la casa en la que vivimos y cuidar lo que es nuestro, evitando que se lo roben o deterioren.
Habrán escuchado aquella frase que dice que “una ciudad no es más limpia porque más se barre sino porque menos se ensucia”. Ya, pues, ¡hay que implementarla! No basta con publicarla en un letrero; para que se haga realidad, hay que trabajar en ello con los aliados estratégicos, pero con voluntad, con esfuerzo y con paciencia, aunque luego la foto se la tome el sucesor, como en las obras iniciadas por otro que inaugura como suyas el que le sigue. Lo más importante es que se beneficie la población.
¿Esperamos que, como buen exfutbolista, el alcalde sepa qué hacer con la pelota en su cancha, y que sus buenas actuaciones como jugador esta vez las reedite como funcionario público? ¿O cumplimos nuestro deber ciudadano de exigir que se invierta en desarrollo humano para la mejora del distrito, aunque después nos troleen? ¿Usted qué opina?
* Miguel Arista Cueva es docente y abogado. Consultor, conferencista, especialista en gestión pública, educación y derecho administrativo. Fue director regional de Educación de Áncash y del Colegio de Alto Rendimiento de Cajamarca.