Creado el Martes, 15 de Abril del 2014 02:15:46 pm

Pero, unos y otros llegamos a estos días, teniendo un escenario bastante especial, coloreado no solo del morado cuaresmal o el luto cristiano, sino teñido de sangre de los múltiples accidentes de tránsito en calles y carreteras, los verdes destapes de algunos gobiernos regionales que implican mafias y ocasionan vergonzosas muertes, las multicolores marchas por defender derechos que van contra el mismo derecho natural, las sombras grises que han despertado el temor de los sismos en Chile, Nicaragua y el sur del Perú o los alarmantes gritos de los niños sirios…

Iniciamos esta semana con varias noticias que nos embotan la mente y el corazón, será difícil para todos tener momentos serenos de oración sin conmovernos por estas cosas, será mucho más torpe, para nuestras conciencias, dedicarnos al descanso y relajarnos en unas vacaciones circunstanciales sabiendo que estas cosas pasan alrededor nuestro y nosotros quedarnos indolentes.

Estamos viviendo en una sociedad en la cual se atropella la vida en diversos sentidos: matando, juzgando cruelmente, conspirando, hablando mal, promoviendo transgresiones a los derechos de los otros, y demás situaciones que, tristemente, podríamos seguir enumerando; y, podríamos dedicarnos a buscar los responsables, sin conseguir ningún resultado, porque así como en el juicio de Jesús hubo un Pilatos que se lavó las manos y un apóstol Pedro que lo negó; hoy, hay muchos que frente a diversos crímenes se lavan las manos y niegan sus responsabilidades. La falta de consecuencia, coherencia y sobre todo la falta de responsabilidad se hace presente en la pasión que sufre nuestro pueblo.

Se lavan las manos impunemente cuando no nadie quiere hacerse cargo del descontrol que generan los transgresores de las normas de tránsito y matan a transeúntes, discapacitados, ancianos, o niños…. Quien tiene que controlar esto, los municipios? El Ministerio de Transporte? Parece que los peruanos vamos con Jesús desde el palacio de Herodes al palacio de Pilatos… Estamos acostumbrados a utilizar el alboroto y los gritos del gentío para esconder nuestras verdaderas intenciones y responsabilidades, como aquellos que pagaron a la gente para exigir que crucificaran a Jesús y soltaran al delincuente Barrabás, nos interesan los gritos azuzados en marchas, o reavivando partidos políticos que transgreden el orden civil, escondiendo nuestras verdaderas intenciones, para que el pueblo se confunda. Es que el pueblo romano se contentaba con “pan y circo”, era distraído con ello para que las autoridades pudiesen hacer lo que quisieran; al igual que nosotros, divirtiéndonos con las historias íntimas y personales de dos o tres personajes faranduleros que nos les interesa ventilar (o vender) sus pecados con tal de favorecer el morbo de algunos que prefieren vivir distrayéndose con la vida de los demás.

Descansemos en esta Semana Santa, que eso también es bueno, hasta Dios descansó, según el libro del Génesis, pero no dejemos de pensar en estas sombras de muerte que se ciernen sobre nuestra realidad, y en algún momento paremos nuestro caminar para dedicarle un tiempo a Dios que entregó a su hijo, para redimir toda realidad de muerte, entregó su vida para que tengamos vida, y consecuentes con nuestra fe, sigamos defendiendo la vida del hombre y los derechos más naturales del hombre.

¡Feliz Semana Santa!

Fr. Juan José Salaverry Villarreal, O.P.

Prior Provincial de la Provincia Dominicana San Juan Bautista del Perú

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