¿Decepción electoral anunciada?
Creado el Lunes, 29 de Febrero del 2016 12:44:42 pm
El necesario debate de propuestas ha sido desplazado por el cruce de insultos, denuncias y acusaciones mutuas entre los principales candidatos presidenciales.
Con ese enrarecido clima electoral y con una alta demanda de morbo en la prensa nacional, la preocupación prioritaria de los candidatos no ha sido la de sustentar técnicamente un plan de gobierno que ni siquiera se les exige, sino la de contratar a personajes mediáticos como escuderos, a competir al quién da más por conocidos tránsfugas con disfraz de políticos honestos, o a recibir el financiamiento para su campaña electoral tapándose los ojos, sin importarles su procedencia y riéndose de una ley electoral que hace tiempo merece cambios sustantivos.
En ese contexto, se puede colegir que no son las propuestas de Julio Guzmán las que han calado en el electorado, sino que ha primado en esa opción, el castigo que quiere darle a los llamados políticos tradicionales, cansado de sus actos inmorales y corruptos que llenan a diario los titulares de la prensa nacional, y asqueado de ver que el Poder Judicial no tiene ni la valentía ni la solvencia moral para enviarlos a la cárcel.
Con ese drástico juicio público, a César Acuña no se le puede dejar de relacionar la construcción de su inmensa fortuna con la pauperización de la educación universitaria que ha hecho de ella un lucrativo negocio , amén de sus censurados métodos para conseguir lo que quiera postergando el mérito propio, lo que ha quedado evidenciado públicamente en denuncias por plagio, de tal manera que su mensaje electoral que ahora solo le falta ser presidente del Perú para conseguirlo todo, cubre de espanto y miedo al electorado por lo que pueda hacer en su hipotético gobierno, y ya empieza a descender en las encuestas.
Alejandro Toledo es otra clara muestra del cinismo, desparpajo y conchudez política, ante las nuevas denuncias de corrupción en su contra que continúan apareciendo, y que ya no generan mayor sorpresa entre el electorado, lo que se refleja fielmente en las encuestas cuando lo castiga confinándolo a los últimos lugares.
Alan García no ha privilegiado ni el debate técnico ni el mensaje de su alianza con el PPC de acabar con la improvisación y reivindicar la decencia política, y cedió a la tentación de buscar a como dé lugar el voto de los jóvenes invitando a Mario Hart a formar parte de su lista congresal, en claro divorcio con su discurso de cambio de actitud en los partidos políticos, y la alianza electoral no ha tenido los efectos positivos que esperaba en las preferencias electorales.
Keiko Fujimori tiene un importante voto cautivo que la mantiene en el primer lugar, pero ya no puede avanzar más, lo que la deja en desventaja ante los demás candidatos que mejorando sus estrategias pueden derrotarla fácilmente en segunda vuelta.
Por otro lado, al elector parece no importarle mucho las propuestas de los candidatos, quizá motivado por su contundente voto de censura en contra del mensajero, o por encontrarse entretenido en la agenda mediática marcada por los escándalos que involucran a casi todos los candidatos. Y Julio Guzmán ha encontrado la mesa servida, la misma que está siendo bien aprovechada por sus estrategas de campaña, siguiendo la receta efectiva de la victimización como principal ingrediente.
Y ya se ven sus efectos. El elector ya borró de su chip las fotos de un entusiasta Julio Guzmán en una reunión partidaria del nacionalismo con el chaleco rojo y en primera fila, su paso por la PCM en el actual gobierno y su polémica salida, su evidente cercanía con Nadine Heredia, la ausencia de un equipo técnico en su campaña electoral, sus propuestas gaseosas y su vulnerabilidad al fracaso; y otra vez juega con la peligrosa opción de lo novedoso, de la improvisación. ¿Otra vez a cruzar los dedos y a encomendarnos a Dios y a todos los santos para no sacrificar 5 años más, y para colmo de males, en pleno crecimiento económico?
*César Córdova Ponce
Director de la revista “La Voz del Pescador”
Ilustración: internet
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