La Palabra del día 04 de junio del 2015
Creado el Miércoles, 10 de Febrero del 2016 11:28:10 pm
El segundo es éste: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” No hay mandamiento mayor que éstos.” El escriba replicó: “Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.” Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: “No estás lejos del reino de Dios.” Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.Reflexión. Entre tantas prácticas religiosas es importante para los creyentes saber qué es lo esencial de la vida de fe.
1. Pregunta. Representantes de todos los grupos religiosos se acercaban a Jesús para ponerle trampas; pero él, de todas salió triunfante. Hoy se acerca un entendido en la Escritura, con buena intención, quiere saber cuál es el mandamiento más importante. Para nosotros, no es novedad, pero en este tiempo sí, porque eran 613, y habían diversas opiniones sobre el mandamiento más importante.
2. Respuesta. Jesús responde a partir de dos libros del Antiguo Testamento: Deuteronomio 6,4-5, que habla del amor a Dios, que todos los días, repetían tres veces los judíos piadosos, y Levítico 19,18 que habla del amor al prójimo como a sí mismo. A partir de aquí Jesús sintetiza todos los mandamientos en Uno solo, en dos dimensiones: vertical, amor a Dios y horizontal, amor al prójimo.
3. Amor. Es el centro de la fe judía y cristiana. Pero para el cristiano el amor adquiere nuevas dimensiones: 1) Dios a quien amamos es Padre; 2) Prójimo no sólo es el de mi grupo, sino todo ser humano; 3) El receptor del amor no sólo es el amigo o el ser querido, sino todos, incluso el que busca mi mal; 4) La medida ya no es “como a ti mismo”, sino “ámense … como yo los he amado”.
- La esencia y el corazón de nuestra fe es el amor, vivámoslo cada día. Ten un feliz día.
Tobías 6,10-11;7,1.9-17;8,4-9a. En aquellos días, habían entrado ya en Media y estaban cerca de Ecbatana, cuando Rafael dijo al chico: "Amigo Tobías." Él respondió: "¿Qué?" Rafael dijo: "Hoy vamos a hacer noche en casa de Ragüel. Es pariente tuyo, y tiene una hija llamada Sara." Al llegar a Ecbatana, le dijo Tobías: "Amigo Azarías, llévame derecho a casa de nuestro pariente Ragüel." El ángel lo llevó a casa de Ragüel. Lo encontraron sentado a la puerta del patio; se adelantaron a saludarlo, y él les contestó: "Tanto gusto, amigos; bien venidos." Luego los hizo entrar en casa. Ragüel los acogió cordialmente y mandó matar un carnero. Cuando se lavaron y bañaron, se pusieron a la mesa. Tobías dijo a Rafael: "Amigo Azarías, dile a Ragüel que me dé a mi pariente Sara." Ragüel lo oyó, y dijo al muchacho: "Tú come y bebe y disfruta a gusto esta noche. Porque, amigo, sólo tú tienes derecho a casarte con mi hija Sara, y yo tampoco puedo dársela a otro, porque tú eres el pariente más cercano. Pero, hijo, te voy a hablar con toda franqueza. Ya se la he dado en matrimonio a siete de mi familia, y todos murieron la noche en que iban a acercarse a ella. Pero bueno, hijo, tú come y bebe, que el Señor cuidará de vosotros." Tobías replicó: "No comeré ni beberé mientras no dejes decidido este asunto mío." Ragüel le dijo: "Lo haré. Y te la daré, como prescribe la ley de Moisés. Dios mismo manda que te la entregue, y yo te la confío. A partir de hoy, para siempre, sois marido y mujer. Es tuya desde hoy para siempre. El Señor del cielo os ayude esta noche, hijo, y os dé su gracia y su paz." Llamó a su hija Sara. Cuando se presentó, Ragüel le tomó la mano y se la entregó a Tobías, con estas palabras: "Recíbela conforme al derecho y a lo prescrito en la ley de Moisés, que manda se te dé por esposa. Tómala y llévala enhorabuena a casa de tu padre. Que el Dios del cielo os dé paz y bienestar." Luego llamó a la madre, mandó traer papel y escribió el acta del matrimonio: "Que se la entregaba como esposa conforme a lo prescrito en la ley de Moisés." Después empezaron a cenar. Ragüel llamó a su mujer Edna y le dijo: "Mujer, prepara la otra habitación y llévala allí." Edna se fue a arreglar la habitación que le había dicho su marido. Llevó allí a su hija y lloró por ella. Luego, enjugándose las lágrimas, le dijo: "Ánimo, hija. Que el Dios del cielo cambie tu tristeza en gozo. Ánimo, hija." Y salió. Cuando Ragüel y Edna salieron, cerraron la puerta de la habitación. Tobías se levantó de la cama y dijo a Sara: "Mujer, levántate, vamos a rezar, pidiendo a nuestro Señor que tenga misericordia de nosotros y nos proteja." Se levantó, y empezaron a rezar, pidiendo a Dios que los protegiera. Rezó así: "Bendito eres, Dios de nuestros padres, y bendito tu nombre por los siglos de los siglos. Que te bendigan el cielo y todas tus criaturas por los siglos. Tú creaste a Adán, y como ayuda y apoyo creaste a su mujer, Eva; de los dos nació la raza humana. Tú dijiste: "No está bien que el hombre esté solo, voy a hacerle alguien como él, que lo ayude." Si yo me caso con esta prima mía, no busco satisfacer mi pasión, sino que procedo lealmente. Dígnate apiadarte de ella y de mí, y haznos llegar juntos a la vejez." Los dos dijeron: "Amén, amén." Y durmieron aquella noche.
Salmo 127. Dichosos los que temen al Señor. Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R. Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. R. Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. R.
Fray Luis Galindo,O.P.