LA COLUMNA DEL DÍA | Leer: confesiones de una gestora cultural
Creado el Lunes, 5 de Mayo del 2025 09:50:37 am

“De qué color es el caballo blanco de San Martín?, era la pregunta frecuente que en mi época de estudiante nos realizaban algunos docentes a manera de juego; la idea era detenernos a escuchar y pensar; en este caso, muchos dábamos con la respuesta correcta, y alguna minoría, generalmente los distraídos, erraban. Cosas de una generación donde la mayoría, escuchaba, pensaba y leía, al menos alguito; muy diferente a lo que sucede en estos tiempos de invasión tecnológica donde casi nadie lo hace.
El tema sale a relucir porque en mi quehacer diario como gestora cultural, más de una persona, no se toma un tiempo para leer o escuchar lo que se le indica; situaciones que se dan de manera frecuente; por ejemplo, cuando se realiza una convocatoria para tratar específicamente un tema “X” y envían trabajos sobre un tema “Z”. O cuando se brinda determinada indicación con algunos parámetros, pero se hace lo opuesto.
Lo mismo sucede con las llamadas que recibimos a diario, donde, producto de tan lamentables experiencias, somos muy cuidadosos en brindar la información, detallada en su máxima expresión, para que no haya ningún malentendido, pero, lamentablemente, estas situaciones son una constante. Por citar más ejemplos, cuántas veces, a pesar de informar, de manera incisiva determinado horario de atención, se producen las llamadas, a deshoras, por cierto, preguntando si se va a atender o no.
Cosa seria es esto de ser gestor cultural, porque si bien es cierto, estamos inmersos en el proceso de aprendizaje toda nuestra vida, el lograr sintonizar con un público, en este caso un público que no lee ni lo básico, la tarea se hace más difícil y la comunicación se torna prácticamente nula y frustrante. Y aquí viene a mi mente la siguiente interrogante: ¿Acaso estas situaciones también la pasan los docentes en sus actividades del día a día?
Si hablamos de libros y de lectura, llegan a mi mente las respuestas de algunos padres de familia que seguramente dirían: “pero, es que mi hijo(a) no necesita saber leer porque va a estudiar alguna carrera de ciencias; nada que ver con las letras”. Tamaña falacia o acaso no se necesita leer bien un problema o una indicación en ingeniería, medicina, etc., teniendo en cuenta que muchas veces precisamente por no leer bien, se induce a respuestas equívocas.
Ahora que terminó abril, este año, creo yo, un mes tan aciago para todos, y donde se resalta a los escritores, a los libros y, por lo tanto, a la lectura; el llamado a los padres, estudiantes, docentes y comunidad, a la práctica esencial de esta importante habilidad, no al vuelo como en la mayoría de los casos sucede, lo cual al final deriva siempre en el fracaso acompañado de la expresión “¡es que no leí bien!”
En un contexto tan desesperanzador a nivel general, cuán significativo podría ser nuestro aporte si practicáramos la lectura, motivando también a nuestros hijos leyendo junto a ellos algunos minutos antes de dormir, comentando títulos con nuestras amistades, incentivando el regalo de libros en cualquier fecha significativa: cumpleaños, Día de San Valentín, Día de la madre, que ya se acerca; Día del padre, Navidad, Año nuevo, etc. o creando espacios en nuestras casas para la práctica lectora; espacios cómodos, más no llamativos, que se convierten en distractores.
Leamos para nutrirnos con buena información, para animar nuestro espíritu y también para formar una conciencia analítica y reflexiva en un mundo que cada día va en decadencia con tanta corrupción. Leamos para que la próxima vez que a alguien se le ocurra preguntar “¿De qué color es el caballo blanco de San Martín?, la respuesta no sea que algún docente nunca nos enseñó sobre el tema o, en el colmo de los colmos, culpemos a determinada I. E. al no brindarnos una buena enseñanza. Lamentable, pero es esta nuestra realidad.
*Mariela Effio Pereda es egresada de Ciencias de la Comunicación. Dirige el Proyecto Chimbote Lee, la Revista de Cultura Sucesos y la editorial Mar & Sol con alcance regional. Gestora y difusora cultural.
