EDITORIAL RSD | Pedro Castillo y el reto de durar cinco años en el cargo
Creado el Domingo, 25 de Julio del 2021 04:57:27 am
Lo primero que debemos empezar diciendo es que conviene a todo el país que Pedro Castillo Terrones haga un buen gobierno. En ese sentido, a pesar de seguir creyendo que tanto él como Keiko Fujimori no merecían haber pasado a la segunda vuelta para disputar la Presidencia por razones que ya hemos expuesto anteriormente, frente a los hechos consumados, deseamos fervientemente habernos equivocado y que gobierne bien.
Sin embargo, un resultado positivo no será fruto de los buenos deseos o de la casualidad, sino que dependerá fundamentalmente de él mismo, de sus planes y de la gente de la que se rodee para llevarlos a cabo, pero también del comportamiento de todos los actores políticos y sociales.
La contienda electoral ha dejado al país polarizado en sus extremos y sumergido en una crisis política que demandará del nuevo gobernante un esfuerzo muy grande y fino para sostener su régimen. Entonces, el primero de los varios retos de Castillo será el de la gobernabilidad. Deberá entender que, en principio, su gobierno será débil, pero podrá fortalecerlo en la medida en que tienda puentes y gobierne con prudencia.
Si desea culminar su mandato –tremendo reto, dada la experiencia de este último quinquenio–, será necesario que en el Parlamento consolide alianzas que le aseguren una cierta tranquilidad para gobernar. Pero si se enfrasca en asuntos que den oportunidad de discutir su vacancia, que no tenga dudas de que correrá el riesgo de que le pase lo mismo que a PPK. Mire que hambre le tienen. Mire que hay derrotados y derrotadas que seguirán sangrando por la herida y que podrían aprovechar cualquier circunstancia para cobrar venganza.
Uno de los asuntos más controvertidos que podrían llevarlo a ese escenario es el de una nueva Constitución. Castillo desoye recomendaciones e insiste tercamente en una Asamblea Constituyente para el cambio de la Carta Magna de 1993, un asunto polémico y divisivo que podría costarle caro. El presidente electo ya ha dicho que el 28 de julio empezará su mandato con “el primer pedido del pueblo”: instalar una Asamblea Constituyente. Habría que decirle a Castillo que revise el último trabajo del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), el cual da cuenta que solo el 23 % está de acuerdo con un cambio de la Constitución vigente, mientras que el 58 % solo quiere algunas modificaciones y el 18 % que no se realice cambio alguno.
Castillo debe recordar que no solo no tiene mayoría en el Congreso, sino que ni siquiera puede asegurar que cuenta con el apoyo incuestionable de ese bloque de 37 parlamentarios que representan a un partido al que él ni siquiera pertenece y cuyo dueño y figura principal –y también divisiva– es un político de ideas trasnochadas que pretende “cortar el jamón” en la conformación de un Gabinete que se hace esperar.
La pandemia y la crisis económica son en este momento los graves problemas que afronta el país y que deberá encarar el nuevo gobierno. Y si a ello le sumamos la crisis de gobernabilidad, la tarea es mucho más grande. Precisamente por eso al gobierno de Castillo no le conviene motivar una oposición feroz desde el Congreso con asuntos que no están en el foco de la preocupación ciudadana.
El presidente electo ha prometido buscar consensos y ha rechazado que vaya a copiar modelos económicos de otros países. “No somos chavistas, no somos comunistas, no somos extremistas, menos somos terroristas. Vamos a combatir el terrorismo venga de donde venga, vamos a combatir los modelos que se han estigmatizado y que se han querido sembrar, y es falsa toda intención de odio que se ha querido sembrar acá”, ha dicho. Que así sea.
A la ciudadanía en general le queda ser vigilante para fiscalizar el comportamiento del nuevo presidente y de las nuevas autoridades, y exigir el cumplimiento de los compromisos adquiridos. Esa labor ciudadana incluye también vigilar a la oposición.
Radio Santo Domingo – RSD
Foto: La República