Corrupción regional: estamos a nivel de desagüe
Creado el Domingo, 24 de Octubre del 2021 04:37:07 am
La caída del gobernador de Arequipa, Elmer Cáceres, pone otra vez sobre el tapete acaso el problema más grave de la administración pública y del país: la corrupción.
La corrupción es ese flagelo que nos azota, ese cáncer que frena el desarrollo económico y social, ese terreno fértil para la pobreza, el crimen y hasta el terrorismo. Pero la corrupción es también esa lacra que en el país increíblemente se tolera, y en Áncash lo sabemos bien. Tenemos experiencia de sobra.
Casualmente la semana pasada en este mismo espacio decíamos que la corrupción y la incapacidad le han costado a Áncash el fracaso del boom minero como oportunidad de desarrollo: casi 15 mil millones de soles en 15 años que no han servido para transformar la región y mejorar las condiciones de vida de su población básicamente porque los gobernantes regionales, provinciales y distritales que terminamos eligiendo en ese lapso no supieron invertir la plata, la malgastaron o se la robaron junto con sus respectivas bandas de pillos.
A Áncash lamentablemente la corrupción le sigue respirando en la nuca: durante toda la etapa del boom minero, desde el 2007 hasta la actualidad, no hemos sido capaces de escapar de ella. Pero tampoco el país ha podido. Y ahí está Elmer Cáceres para recordárnoslo.
Cáceres es el último, pero no el primero de los gobernantes corruptos de los últimos tiempos. Del total de 25 gobernadores regionales del país, actualmente 18 son investigados por corrupción (más del 70 %) y 6 ya no ejercen el cargo. Uno ya ha sido condenado por el Poder Judicial y está prófugo. Tres están detenidos con mandato de prisión preventiva o de detención preliminar. Uno está con arresto domiciliario. Y otro con impedimento de salida del país.
Tienen problemas con la justicia los gobernadores de Arequipa, Elmer Cáceres; de Lambayeque, Anselmo Lozano; de Huánuco, Juan Alvarado; de Tumbes, Florentino Dios; de Tacna, Juan Tonconi; de Apurímac, Baltazar Lantarón; de Piura, Servando García; de Madre de Dios, Luis Hidalgo; de Puno, Agustín Luque; de Junín, Fernando Orihuela; de Pasco, Pedro Ubaldo; de Huancavelica, Maciste Díaz; de Loreto, Elisbán Ochoa; de Cusco, Jean Paul Benavente; de Ucayali, Francisco Pezo; de Ayacucho, Carlos Rua; de Amazonas, Óscar Altamirano; del Callao, Dante Mandriotti, y, para variar, de Áncash, Juan Carlos Morillo.
En el caso particular de Áncash, sobre el gobernante electo para el presente periodo, Juan Carlos Morillo, recaen no uno sino dos mandatos de prisión preventiva por el presunto delito de colusión en la ejecución de obras por la emergencia sanitaria en los hospitales de Nuevo Chimbote y Huaraz. Por cada caso, se dictó un mandato de prisión preventiva distinto. Morillo, recordemos, ya ha sido vacado del cargo, y sus funciones las asumió su vicegobernador Henry Borja.
De todos los gobernantes mencionados, el de Tumbes, Florentino Dios, es el único que ha sido sentenciado: se le impuso una condena de 4 años de cárcel por el delito de colusión en una obra de 2 millones de soles. Está prófugo de la justicia y es buscado por la policía.
Es altamente probable que otros gobernadores más le sigan los pasos al de Tumbes. Es altamente probable que terminen presos y condenados. Y es altamente probable también que el próximo año sigamos votando por gente de esa misma calaña. Será así porque no hay conciencia del nivel de desagüe al que hemos llegado. Porque, mayoritariamente, no somos ciudadanos. Solo somos personas que cada cierto tiempo vamos a votar para cumplir con una obligación… y punto. Somos el fiel reflejo de la debilidad de nuestras instituciones, de su descomposición. Solo un cambio radical podría revertir esa situación. Ya es tiempo.
Editorial Radio Santo Domingo – RSD
Foto: Andina