LA COLUMNA DEL DÍA | Sembrando vientos
Creado el Lunes, 22 de Marzo del 2021 08:40:15 am
El mandato 2016-2021 que está concluyendo ha sido altamente conflictivo y muy poco eficiente en la gestión del Estado. En cuanto a corrupción, es probable que recién lo sepamos más adelante, cuando los actuales protagonistas se encuentren fuera de las altas esferas del poder.
Hemos tenido hasta cuatro presidentes en este quinquenio: el electo y siempre distraído PPK, sucedido por el ahora muy cuestionado Martín Vizcarra, luego por el breve mandato del acciopopulista Merino y terminando con el inicialmente poético y ahora muy ramplón presidente Sagasti.
Para el gusto del peruano promedio, podemos decir que “licuamos a los cuatro” y no sale un presidente que pueda cumplir con tres cosas simples e importantes: 1. Ser eficiente en la gestión pública, 2. Ser honesto en el ejercicio de su función, y 3. Lograr consensos políticos.
La asunción de Sagasti fue acompañada de un hálito de reivindicación política impulsada por los jóvenes de la autodenominada #GeneraciónBicentenario quienes acuñaron una frase de cariz épico como “Se metieron con la generación equivocada”, y no quisieron ver que en realidad estaban defendiendo al establishment que se acomoda en todos los gobiernos de este siglo, sin necesidad de ganar una elección, con el incondicional apoyo e interés de los principales conglomerados de la TV y prensa escrita del país.
Luego de cuatro meses, han pasado tantas cosas, como los destapes de la corrupción coimera de Vizcarra, el aprovechamiento del cargo de todos los que pudieron vacunarse anticipadamente, el secretismo en la compra de las vacunas a Sinopharm, la llegada de la segunda ola covid sin implementar nuevas camas UCI, la reiterada falta de oxígeno en los hospitales y otras circunstancias vinculadas a la economía como la subida del precio de los combustibles y la caída estrepitosa del empleo formal, que ha quedado muy claro que los jóvenes de la #GeneraciónBicentenario fueron vilmente engañados y manipulados, porque les dijeron que debían salir a defender la democracia y el vigoroso Estado que se estaba construyendo, y en realidad no era ni lo uno, ni lo otro; solo se trataba de defender los intereses del establishment para que nada cambie, y ni siquiera mejore.
Con Sagasti a la cabeza del gobierno morado como continuidad de Vizcarra, nuestra democracia sigue igual de frágil debido al constante manoseo de las instituciones públicas. El gobierno morado, de corte izquierdista caviar (entiéndase por caviar a la izquierda limeña “pituca”, que vive muy alejada de la realidad social y los problemas del país), en un claro ejemplo de su desatino ha escogido priorizar el financiamiento de proyectos “culturales” como el de Mayra Couto, que pretenden imponer la “ideología de género” en los niños en edad pre-escolar, cuando la favorecida con el dinero de todos es una actriz que no es docente, ni tiene especialidad en pedagogía infantil y/o psicología en infantes y/o sexualidad como para recomendar la ejecución de sus ideas como políticas públicas. En buena cuenta, sabe del tema lo mismo que cualquiera de nosotros, solo que a la suertuda actriz le entregan dinero del Estado para hacer activismo, cuando ese dinero hace mucha falta en los hospitales para combatir la covid.
Luego de un año de pandemia covid, todos, incluidos los jóvenes de la #GeneraciónBicentenario, enfrentamos los mismos problemas: han caído los ingresos, se han perdido empleos y existen muchas limitaciones para reactivar la economía, pero el gobierno morado caviar, ni enterado.
Sin embargo, la crisis política solo fue el resultado de un hecho anterior que comenzó en las elecciones generales de 2016 cuando votamos sembrando vientos al entregar el gobierno a PPK, un hombre muy mayor de edad y sin partido político que lo respalde, frente a un Congreso con amplia mayoría fujimorista ansiosa de poder. Vizcarra negoció con el fujimorismo la caída de PPK para, instalado en la Presidencia, golpear al fujimorismo disolviendo su mayoritario Congreso, y luego el nuevo Legislativo convocado por Vizcarra lo vacaría por abrumadora mayoría, en un nuevo registro del presagio bíblico de “el que a hierro mata, a hierro muere”; es evidente que el votar de manera indiferente nos ha hecho cosechar tempestades.
Por eso, es muy importante escoger bien nuestro voto presidencial y de nuestros representantes al Congreso, para no sembrar vientos que nos lleven a cosechar terribles tempestades políticas y de gobierno, como las que hemos vivido en los últimos tiempos y que más afectan a los que menos tienen.
Finalmente, no puedo dejar de mencionar mi deseo de eterno descanso en la gloria del Señor para nuestro recordado Mons. Luis Bambarén, incansable luchador por la justicia social y siempre identificado con las causas de Chimbote. Si su paso al retiro dejó un espacio que no pudo ser llenado por ninguna autoridad civil o eclesiástica de nuestro puerto, su partida es irreparable.
* Pablo Rioja Cueva es abogado especialista en derecho constitucional y administrativo, árbitro en contrataciones con el Estado y laboral. Tiene amplia experiencia en gestión pública y docencia universitaria. Fue regidor en la Municipalidad Provincial del Santa.