LA COLUMNA DEL DÍA | Lecciones de la “autovacancia” de Castillo y la asunción abrupta de Boluarte
Creado el Martes, 13 de Diciembre del 2022 09:36:12 pm
El reconocido periodista Cesar Hildebrandt, en su última columna “Matices” de la edición 615 de su semanario escribe: “…Su discurso de dictador tropical que se hace cargo de todos los poderes era, en realidad, una renuncia. Jaqueado por las evidencias, Castillo se suicidó…”
En esta humilde columna, cuando a fines de julio de 2021 asumió la Presidencia de la República el profesor Pedro Castillo, consideré que era una extraordinaria oportunidad que un maestro rural y campesino, que conocía directamente el rostro de la pobreza y la realidad del campo, podía implementar políticas sociales inclusivas y transformadoras, empezando por la educación y agricultura.
Con el paso de los días y de los meses, el presidente Castillo, lejos de hacer carne las aspiraciones sentidas de la población, mareado por el poder y especialmente por su irresponsabilidad, falta de criterio y limitadas capacidades intelectuales, puso en marcha un gobierno mediocre, y peor aún en las narices de todos construyó a pulso un gobierno desastroso, incompetente y corrupto.
Su último capítulo como presidente lo escribió el propio Castillo de puño y letra. Al sentirse delatado por sus socios de aventura del Ministerio de Vivienda como el señor Marrufo, perpetró un torpe y fallido asalto al estado de derecho, intentando tapar sus fechorías. Al final de esta intentona golpista, terminó envuelto en su telaraña abandonado por sus propios ministros y autovacado por su propia incompetencia.
La lección que nos deja Pedro Castillo es que la incompetencia es la hermana siamesa de la corrupción. Nos queda claro que ningún puesto público para servir al país puede entregarse alegremente a personas que no están preparadas para cumplir los roles y funciones de un determinado puesto público, menos aún a quienes deben liderar un gobierno local, gobierno regional, un ministerio y sobre todo para la mayor responsabilidad de un país como la Presidencia de la República.
Una persona, que no conoce la realidad, que no tiene experiencia y que no está preparada para un puesto público, no podrá resolver los problemas y terminará enredado en sus errores, traicionando la confianza de la población que lo eligió.
Otro episodio de esta reciente historia es la asunción de Dina Boluarte como presidenta de la república. El suicidio político de Pedro Castillo aceleró la sucesión presidencial y su llegada a la casa de Pizarro. En su discurso inaugural, luego de juramentar, mareada por el poder, cometió uno de sus primeros y más graves errores políticos. Anunció que juramentaba para quedarse hasta julio de 2026.
Este anuncio de permanecer en la Presidencia hasta el 2026 ha sido interpretado por un amplio sector de la población como un acuerdo bajo la mesa con el Congreso de la República para atornillarse en el poder. Sin duda alguna el clamor de la inmensa mayoría de peruanos era que se vayan todos: el presidente Castillo y el Congreso. Una lectura errática de la realidad social y política de Dina Boluarte ha echado combustible a la hoguera.
Esperamos que en los próximos días los 33 millones de peruanos y peruanas tengamos un cronograma para una transición democrática consensuada en el Acuerdo Nacional, que incluya elecciones generales y reforma electoral y de partidos políticos, que cambien las reglas de juego para promover una nueva clase política que impulse procesos transformadores y le dé norte y perspectivas al desarrollo inclusivo del país.
* Gabriel Mejía Duclós es ingeniero agrícola con especialización en ingeniería de recursos agua y tierra, 25 años de experiencia en gerencia y dirección de instituciones públicas y privadas vinculadas al desarrollo social, económico y gestión ambiental, ex candidato a la Gobernación Regional de Áncash.