LA COLUMNA DEL DÍA | Democracia boba
Creado el Lunes, 6 de Marzo del 2023 09:42:28 am

Nuestro país sufrió el flagelo del terrorismo durante la década de los 80 y mediados de los 90, el accionar terrorista se caracterizaba porque en nombre de su revolución imponían el terror en todo el país, mataban selectivamente a autoridades políticas, policías y a todo aquel que calificaban de revisionista o pequeño burgués.
La lucha contra el terrorismo llegó a su fin en los 90 con la detención de Abimael Guzmán y toda la cúpula sanguinaria de su organización, y con ellos fueron encarcelados miles de sus seguidores.
Por años, el terrorismo parecía ser cosa del pasado y los peruanos creíamos que habíamos encontrado el camino de salida al subdesarrollo, con años de crecimiento económico y mejora en la calidad de vida de buena parte del país, que rápidamente pasaron a un segundo plano cuando la pandemia covid-19 nos demostró que nuestro sistema de salud sigue siendo deficiente y miles de peruanos perdieron la vida.
En un contexto social conmocionado por los estragos de la pandemia, las elecciones generales del 2021 nos dejó un país más polarizado que antes del proceso electoral. La falta de solvencia de las autoridades electorales contribuyó a que las mutuas acusaciones de fraude y corrupción entre el fujimorismo y la izquierda radical nos anuncien que estábamos en la antesala de un quinquenio caótico y de pronóstico reservado.
Sin embargo, en medio del caos surgieron claras señales de que nuestra democracia además de frágil es boba y que, entre la pasividad y candidez, ha permitido que el terrorismo se recomponga y con una nueva estrategia empiece a causar estragos en el país.
La cárcel hizo comprender a Abimael Guzmán y sus secuaces que matando gente no iban a lograr el apoyo popular y legaron a sus seguidores un cambio de estrategia, en el que debían insertarse en el juego democrático para aprovechar los errores de nuestra corrupta clase política hasta encontrar el momento apropiado para tomar el poder y recién ahí, aplicar sus modelo totalitario y sanguinario.
En política las casualidades no existen y tuvo que ocurrir un proceso electoral cuestionado, para recién enterarnos que el presidente del JNE estaba muy identificado con ideas radicales y hasta había defendido a acusados de terrorismo. Luego, la llegada de Iber Maraví al ministerio de educación nos hizo ver que su designación no era un hecho aislado, y que el Fenatep que es acusado de ser un órgano de fachada del Movadef, no solamente había logrado romper la hegemonía del Sutep, sino que se encumbraba en el control del sistema educativo, a estos casos se le podría añadir otros en diversas posiciones claves de nuestra sociedad como docentes universitarios, intelectuales, periodistas, exmagistrados y un largo y preocupante etcétera, de ciudadanos que ahora no dudan en querer justificar y hasta romantizar la actividad terrorista, tanto que ahora se puede ser antifujimorista y es socialmente aceptado, pero nadie se declara antiterrorista y menos antisenderista.
En simultáneo, la sujeción de nuestro país ante la CIDH fue astutamente aprovechada por ONG de derechos humanos que lograron cambiar la historia real y pasamos de haber sufrido terrorismo a un simple conflicto armado interno. Este cambio permite que, en cualquier acto de defensa del orden interno en el que exista alguna consecuencia fatal, el Perú es pasible de una demanda ante la CIDH y estas ONG logren millonarias indemnizaciones, que en poca medida reparan a las familias y en mayor parte sirven para financiar sus actividades en desmedro del Estado.
Es momento de mirar las cosas con mucho cuidado, porque pueblo que no aprende de su historia está condenado a repetirla.
*Pablo Rioja Cueva es abogado especialista en derecho constitucional y administrativo, árbitro en contrataciones con el Estado y laboral. Tiene amplia experiencia en gestión pública y docencia universitaria. Fue regidor en la Municipalidad Provincial del Santa.
