TRAGEDIA | Llegar a los 82 años y no tener nada, absolutamente nada
Creado el Jueves, 30 de Agosto del 2018 01:07:07 pm | Modificado el 02/08/2024 10:47:38 am
Raúl Vizcarra Salinas saca de su bolsillo izquierdo los últimos tres soles que le quedan. Los usará para tomar la ‘chancha’ y llegar a la casa de su único hijo justo a la hora de almuerzo. A sus 82 años debe tragarse el orgullo y esconder su vergüenza para poder comer. Un hombre que vivió cómodamente hoy no tiene nada, ni siquiera una cama para descansar. Poco le sirvió trabajar desde su adolescencia, pues ahora literalmente mendiga por un plato de comida. Así de dura es la vida del anciano que a duras penas se mantiene en pie.
“Cuando no tengo que comer debo molestar a mi hijo que trabaja como vigilante en Lomas del Sur (Nuevo Chimbote). Él tampoco tiene lo suficiente para vivir con su familia, pero a veces me da algo”, cuenta el octogenario.
Raúl Vizcarra vive en el jirón Libertad N° 260 en el pueblo joven Miramar Bajo, solo y sin la compañía de su esposa Enriqueta Zanabria que falleció hace cinco años. No tiene ingresos y para obtener algo de dinero ha vendido algunos artefactos electrodomésticos y la ropa que logró acumular mientras todavía tenía fuerzas para trabajar. No enciende todos los focos de su vivienda para ahorrar energía y Sedachimbote está a punto de cortarle el servicio de agua porque simplemente no tiene como pagar.
TRABAJAR POR NADA
Raúl Vizcarra es cusqueño de nacimiento y su formación de técnico en mecánico de suelos, asfalto y concreto lo llevó por diferentes partes del Perú. Participó en la construcción de la Carretera Puno – Juliaca, y en la Carretera Cusco – Urcos en la década del sesenta. Trabajó en obras privadas y del Ministerio de Transporte y Comunicaciones. Hace 40 años llegó a Chimbote y laboró en Corde Áncash (ahora Subregión Pacífico) durante nueve años. Participó en la colocación del tendido eléctrico de Chimbote a Casma. Sin embargo, todo ese currículum laboral no le sirvió de nada porque no tiene una pensión para vivir de manera digna.
“En la época del presidente Fujimori nos robaron todos los años de servicio. En Puno me robaron dos años y dos meses. También trabajé en compañías particulares que no hacían los depósitos del seguro. Ahora ya no puedo reclamar”, cuenta Vizcarra Salinas. El hombre recuerda que cuando le contabilizaron sus años de aportaciones solo tomaron en cuenta 16 años y no cumplía con el mínimo de 20 años pese a que ha trabajado durante toda su vida.
Raúl Vizcarra también solicitó ser beneficiario de Pensión 65, pero le dijeron que no calificaba como pobre o pobre extremo. “Yo ando bien limpio porque así me gusta estar y eso no significa que tengo dinero. Han venido a mi casa dos veces (personas de Pensión 65) y han visto que tengo muebles y tenía artefactos, pero están malogrados por la lluvia”, comenta el anciano mientras se esfuerza en mostrar que ni siquiera tiene azúcar y arroz para alimentarse.
SIN DINERO Y ENFERMO
Raúl Vizcarra no solo carece de una pensión digna, pues su estado de salud cada día empeora por falta de medicamento y tratamiento. Tiene de cataratas, apenas puede ver. Sufre de la próstata, de osteoporosis y artritis. “De usted solo le veo la sombra y lo escucho. Ya no puedo ver. Tengo dolores en el pecho, pero no tengo dinero para curarme”, comenta.
Raúl Vizcarra confiesa que contarle su historia a un periodista ha sido un acto de desesperación para que alguien lo pueda ayudar, ya no sabe qué hacer. Enfatiza el número de su teléfono celular (955962935) y ahora desea que la próxima llamada le devuelva las ganas de seguir viviendo. (EA – RSD Noticias).