¿Qué sentirías si tu hijo o hija debe caminar tres horas para llegar al colegio?
Creado el Martes, 13 de Marzo del 2018 05:13:18 pm | Modificado el 02/08/2024 10:46:35 am
En un lugar muy apartado del distrito de Cáceres del Perú, en la sierra de la región Áncash y a 3 mil 200 metros de altura existe un lugar que no existe para la mayoría de los peruanos: el caserío de Rayán. Aquel pueblo está ubicado sobre una meseta y allí se ha construido el único colegio que atiende a 100 alumnos de los niveles de primaria y secundaria. Es un colegio que tiene las mismas carencias logísticas y de recurso humano como cualquier otro colegio público, pero con la única diferencia de que aquí los alumnos deben caminar tres horas para asistir a clases y otras tres horas para regresar a sus casas. Se trata de una verdadera hazaña si se tiene en cuenta de que quienes hacen esa larga caminata son niños y adolescentes.
Mientras en las ciudades los estudiantes se despiertan cuando ya han aparecido los rayos del sol, Yorlan de la Cruz lo hace más temprano. A golpe de las dos de la mañana porque no solo debe asearse, pues también debe preparar su desayuno y, si hay suerte, cocer algo de papa para el almuerzo. “Primero nos bañamos y luego preparamos el almuerzo para dejar todo listo”, explica.
En las alturas de Rayán los amigos Yorlan de la Cruz, Ángel Sáenz y Edwin Trujillo inician su largo recorrido en la oscura madrugada serrana y solo se alumbran con la luz de las estrellas para visualizar la carretera y no caer al abismo. La experiencia de estos adolescentes les ha permitido cortar camino bajando por los cerros, caminar en medio de la lluvia, pisar fuerte sobre el barro y regular la velocidad para mitigar el cansancio.
Para estos muchachos no solo es necesario tener capacidad intelectual para desarrollar sus clases, también es indispensable contar con la suficiente fortaleza física para caminar seis horas al día durante los cinco días de colegio. La situación se agrava si se tiene en cuenta que algunos de ellos ni siquiera toman desayuno o almuerzan debido a su condición de pobreza extrema. El colegio de Rayán se beneficia con los alimentos que entrega Qali Warma, pero las raciones solo las reciben los alumnos de primaria y esto no alcanza a los amigos Yorlan, Ángel y Edwin que están en la secundaria. Es decir, un mero tecnicismo legal impide que otros alumnos desayunen y almuercen como personas dignas.
Rayán es uno de los 37 caseríos que tiene el distrito de Cáceres del Perú, con casi 5 mil habitantes, que pertenece a la provincia del Santa. Y cuando uno revisa cómo y en qué gastan el dinero los gobiernos locales y la región Áncash recién puede entender por qué los alumnos y pobladores de esa zona recóndita del Perú están condenados a vivir – y morir – en el más completo abandono.
Según datos del Ministerio de Economía, el año pasado la Municipalidad de Cáceres del Perú tuvo un Presupuesto Inicial Modificado (PIM) de 4 millones 419 mil soles para ejecutar 37 proyectos de inversión, pero nada de eso se gastó en educación y menos para mejorar la calidad de vida de los alumnos de Rayán. Además, el PIM 2017 de la Municipalidad Provincial del Santa fue de 48 millones 991 mil soles y parte de ese dinero tampoco se usó en el distrito de Cáceres del Perú. En el caso del Gobierno Regional de Áncash, que tuvo un PIM de 253 millones 975 mil soles para 233 proyectos de inversión, apenas destinó 10 mil soles para la reconstrucción del Colegio Lorenzo Mártir y 820 mil soles para otro colegio en el Centro Poblado de Canchas (solo se ha gastado el 55.6% del presupuesto).
Para el 2018 tanto la municipalidad de Cáceres del Perú, la provincia del Santa y el Gobierno Regional de Áncash tienen, en conjunto, un presupuesto inicial de 260 millones de soles, pero no se ha destinado dinero para mejorar el colegio de Rayán, que tiene techo de calaminas, y menos para adquirir carpetas, sillas y materiales educativos (los alumnos usan piedritas para aprender a sumar y restar).
La mayoría de obras que priorizan los gobernantes tiene que ver con la construcción de pistas y veredas, canchas de fútbol, parques, locales comunales, instalación de redes de agua y desagüe, y nada – o casi nada – para mejorar la calidad educativa. Eh aquí una de las razones por las que nuestro país ocupó el lugar 65, de un total de 70 países, en el examen PISA 2015. Además, esto tiene relación con el diagnóstico que realizó la Dirección Regional de Educación para elaborar el Proyecto Educativo Regional 2007 – 2021. En el documento se precisó que de cada cien alumnos del sexto grado solo 12 logran un rendimiento suficiente en Comunicación Integral, mientras que apenas 7 lo hacen en Lógico Matemática.
En secundaria la situación es más grave, solo siete alumnos, de cada cien, obtienen buenos resultados en Comunicación Integral y apenas 3 lo hacen en Lógico Matemática. Además, de cada cien alumnos solo 39 lograr culminan la secundaria. El Proyecto Educativo Regional tenía la finalidad de implementar políticas públicas para mejorar la calidad educativa, pero ni siquiera llegó a ejecutarse.
En Rayán la gente ya está acostumbrada a caminar largos tramos debido a que no existe servicio de transporte público y la aparición de un vehículo motorizado es prácticamente una rareza. Será por eso que no advierten que se les vulnera su derecho a tener una mejor calidad de vida. ¿Cómo mitigar este problema?, el mismo Yorlan y sus amigos tienen la respuesta: bicicletas. Sí, algo tan sencillo como una bicicleta generaría un impacto social extraordinario en esos alumnos y sus familias. Bicicletas que se podrían comprar con los millonarios presupuestos que manejan las municipalidades y la región Áncash. Pero hasta que eso se haga realidad los alumnos continuarán con su largo y fatigoso recorrido durante todo el 2018.
No se necesita tener la habilidad de ser invisible para que nadie te vea, basta que los demás giren la mirada a otra dirección o simplemente te muestren indiferencia. Y es precisamente esto lo que han hecho las autoridades con los alumnos de Rayán, sencillamente los han ignorado.
Si crees que todo lo malo solo te pasa a ti y te molesta caminar tres cuadras para tomar el micro o la combi, piensa en los alumnos de Rayán que deben caminar tres horas para llegar al colegio sin tomar desayuno o almorzar.